La segunda parte de mis vacaciones me han llevado a un lugar tan exótico como deseado, Tanzania, y más concretamente a la isla de Zanzibar. Se trata de un lugar idílico en la actualidad pero que en su historia cuenta con uno de los pasados más crueles de toda la humanidad, la esclavitud elevada a la enésima potencia.
Aunque ahondaré más en próximos artículos con una especie de Callejeros Viajeros como el que hice de Dubai, os avanzo que es un destino que enamora por sus gentes y sus aguas turquesas. Ese punto isleño que hace diferentes a sus habitantes, se trate de los tanzanos o aquellos españoles de Canarias o Baleares aporta una visión diferente, unos rasgos que tienen denominador común, el slow life.
A tan solo 20 minutos de vuelo de la capital tanzana, Dar es-Salaam, la isla para que os hagais una idea, es un poco más de cuatro veces Ibiza y las distancias se hacen muy largas por culpa de unas carreteras que dejan bastante que desear y que ponen a prueba los amortiguadores de cualquier vehículo. Los 62kms que nos separaban del aeropuerto al hotel suponían 1 hora abundante.
Aunque hubiese anochecido el día que llegamos, nuestro simpático conductor nos hacía hincapié en sus palmeras y su vegetación, sin lugar a dudas, el cultivo de frutas lo llevaban con gran orgullo.
Para alguien que cocina como yo, y encima es un enamorado de las especias, el tour que lleva su nombre era un si o si dentro de las actividades que podíamos realizar. Adentrarte en un bosque y recorrer sus senderos salpicados por arboles, arbustos y hierbas me dejó enamorado y a nuestro guía con un palmo de narices.
A medida que avanzábamos y nos mostraba los arboles, nos retorcía las hojas y daba a oler, o extraía con su afilado cuchillo raíces que probar, o frutos extraños, y yo le acertaba todos excepto dos, el hombre quedo de lo más intrigado. Vista, gusto y olfato juntos, es difícil que fallen los tres.
Cocoteros, plataneras, piñas, jengibre, citronela, achiote, cúrcuma, café, carambola, nuez moscada, vainilla, clavo, canela, cardamomo, pimienta verde…etc, tienen tantas utilidades y beneficios que sería para escribir varios libros de cocina y medicina.

Platanera

Piña

Vainilla

Achiote

Achiote

Café

Café

Jengibre

Cardamomo

Cardamomo

Carambola

Carambola – Star Fruit

Nuez Moscada

Citronela – Lemongrass

Pimienta Verde

Cúrcuma
Según sus palabras, el Rey es el clavo, y la Reina, la canela. De las hojas se preparan infusiones, de las ramas o raíces se extraen jugos, se secan para convertir en polvo, se elaboran jabones, cremas, medicamentos….es impresionante todo lo que pude disfrutar y aprender.

Clavo

Canela
Si tuviese que quedarme con alguna, por belleza, la nuez moscada me dejo tonto, esa telilla roja me pareció fascinante y sorprendente.
Y como especímenes raros el durian y jack fruit siempre son muy llamativos por su tamaño y carcasa espinada.
Mientras íbamos paseando, uno de los guías, con una habilidad tremenda con el cuchillo, nos hizo desde una corbata hasta unos sombreros, pasando por un bolso, gafas o unos pendientes, con unas simples hojas.
Lo había visto en muchas ocasiones en la televisión, pero en directo ver como trepaba al cocotero como si se estuviese fumando un cigarrillo mientras cantaba canciones tradicionales, no te deja indiferente.
Nos escogió un coco maduro y con una tranquilidad pasmosa, asiéndolo con los pies, la hoja de ese cuchillo con el que uno no se querría cortar se deslizaba como si estuviese cortando mantequilla. Agua de coco para refrescarnos y esa pulpa tierna nos sirven de aperitivo para la degustación de frutas con las que terminaríamos el tour.
Todas conocidas, pomelo, piña, naranja, papaya, plátano, sandía y mango, pero por sabores y morfología tan diferentes a lo que estamos acostumbrados. El pomelo era dulce, la naranja verde y muy fibrosa de la que sólo extraemos el zumo, el mango pequeño pero prieto y muy dulce…etc
Terminamos el tour haciendo alguna compra de jabones y especias. Según mi madre, los jabones son una maravilla y de las especias, ya os contaré cuando prepare algún plato.
Que viaje tan interesante!! Yo tampoco me hubiese podido perder el tour de las especias. Qué amable la gente de allí, debio de ser un viaje muy enriquecedor
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Sin duda lo fue, aproximarse a una cultura como la africana por primera vez, resultó una experiencia inolvidable. Me he quedado con ganas de más y espero algún día poder cumplir el sueño de un safari fotográfico.
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Como diría alguien en dos palabras im-presionante Juan
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