No seré ni el primero ni último que trate de hacer una pequeña guía de Nueva York, tan solo intentaré hacer un compendio actualizado de lugares que puedan ser interesantes para un foodie, es decir, aquellos ocupamos una gran parte de nuestra cabeza pensando en comida.
Aunque la gran parte de restaurantes visitados tienen sus propios artículos en los que podreis pinchar el enlace, pequeños puestos callejeros, bares, mercados, etc también forman parte de mi micro universo. Estamos en 2018 y desde mi última visita en 2010 la escena gastro ha cambiado bastante, como corresponde al considerado epicentro del mundo.
Obviamente iré haciendo comentarios de esta fascinante ciudad y veréis fotos de sus más emblemáticos edificios. Podréis leer algunos tips que os puedan resultar de interés para cuando organicéis vuestro viaje, New York es una ciudad que al menos ha de visitarse una vez en la vida y por suerte, yo voy por la tercera.
He conocido las Torres Gemelas en 1988, las he visto devastadas durante su proceso de desescombro y en este último viaje he visto cómo la vida sigue con las nuevas construcciones y memorial a las víctimas. Todo esto en 30 años, una minucia temporal que siempre me recuerda lo pequeños y grandes que somos los humanos.
Nueva York puede resultar una ciudad cara o razonable, todo depende de vuestro presupuesto y del mes del año en que la visitéis. El alojamiento es junto con las tarifas de avión la parte esencial de cualquier viaje y fácilmente podemos hablar de ahorros superiores a los 1000€.
Yo suelo hacer una búsqueda de aviones y hoteles por mi cuenta y luego acudo a una agencia de viajes. Mi confianza con Viajes Minotours atesora unos cuantos y satisfactorios viajes, en los que además de vuelos y alojamiento les contrato el seguro y en este caso la emisión del ESTA, un visado para USA que hemos de gestionar con antelación.
Mi anterior viaje había sido en la segunda mitad de un noviembre, coincidía con el famoso Thanks Giving y el Black Friday, los hoteles estaban desmadrados y eso que en nuestro Puente de Diciembre y resto de navidades, la cosa se puede poner mucho peor.
The Marcel at Gramercy era un bonito boutique hotel, a 5 minutos caminando del Flatiron, 170$ y unas habitaciones de dimensiones ridículas donde apenas había armario para colgar un abrigo, hicieron que esta vez me dejase de tonterías de diseño y buscara algo práctico.
La cadena Hyatt es garantía segura y el Grand Hyatt New York junto a la Central Station en 109 E 42nd St, resultó el alojamiento ideal. Ubicación perfecta, a dos minutos de la 5ª Avenida, habitación de 27m2 (motivo de mi elección) y un precio de 130$ muy razonable.
Antes de seguir con el artículo que preveo será de los largos, si lo único que queréis es saber de esos sitios para comer, recientes aperturas y alguno que llevando un tiempo se ha ganado su fama, os dejo los siguientes enlaces a mis artículos ya publicados: Cosme (comida mexicana), Da Dong (chino de lujo), L’Atelier de Jöel Robuchon (Chef con más Estrellas Michelin del mundo), Sen Sakana (comida nikkei fusión peruana y japonesa), Pizza Loves Emily (la mejor hamburguesa del mundo y pizzas de locura), Burger Joint (la hamburguesa que se esconde tras los cortinajes del lobby de un hotel), The Blue Box Cafe (desayunar en la famosa joyería Tiffany’s) y Caffe Napoli (un italiano en el corazón de Little Italy).
Otros clásicos como el Buddakan, Baltazar, Nobu, Spice Market (ya cerro) o el Gallagher’s siguen siendo buenas opciones, pero si queréis estar a la última, haced caso del listado anterior. Resulta imprescindible hacer reservas con suficiente tiempo de antelación y muchos de ellos os remitirán a centrales de reservas como OpenTable o Resy.
Dicen que el desayuno es la comida más importante del día, si como en nuestro caso haces pateos de 15kms diarios, olvidaros de salir a recorrer las calles con un café bebido. Tampoco es que necesiteis un buffet libre en el hotel, si además no quereis que os metan un rejón innecesario, lo mejor es salir y buscar la dosis perfecta de azúcar.
Con que os tomeis una magdalena, de esas king size, tendreis energía suficiente, que bestias son estos americanos. Por cercanía con el hotel, puerta con puerta, la primera visita que hacemos es a la Central Station. Si queréis vivir un episodio auténtico de la serie Walking Dead, este es vuestro sitio, no caben más zombies por metro cuadrado.
White y Blue collars camino de sus trabajos, café en una mano, cartera en la otra, siguen como autómatas un ritmo de vida bastante asqueroso, que queréis que os diga. Disfruto mucho de ser un provinciano que vive a pocos minutos de su trabajo, que no se chupa atascos kilométricos y que no vive en stress permanente por el mero hecho de ir a un trabajo.
En la propia estación hay un food court donde tenéis múltiples opciones de desayuno e incluso hay un mercado con todo tan bien colocado y con una pinta deliciosa, que apetecería tener un apartahotel para cocinar algo.
La Estación Grand Central es mítica gracias a muchas escenas cinematográficas, os dejo este ENLACE donde recopilan algunas de las escenas de películas tan conocidas como Con La Muerte En Los Talones, Los Intocables de Eliot Ness, Atrapado Por Su Pasado, Superman o Armaggedon.
Desde el exterior podemos ver uno de los rascacielos más bonitos con su estilo art déco, el edificio Chrysler.
La siguiente opción para desayunar puede ser en cualquiera de los miles de Starbucks y Pret A Manger. Resultan muy convenientes y rápidos tanto para el desayuno o a cualquier hora que necesitéis recargar vuestro móvil o disponer de una wifi gratuita.
En general el tema del teléfono no os resultará un problema, en NYC la mayoría de las wifis están en abierto y tienen la consideración de tener bastantes enchufes. Son conscientes de que la gente trabaja incluso cuando están comiendo su sandwich, y este puede ser el hecho diferenciador de que uno coma o no en un local.
Como la primera visita programada del día era visitar el Top Of The Rock, el lugar de desayuno tiene un nombre con mayúsculas, ese es Magnolia Bakery. Famoso por sus cupcakes y tartas la serie Sexo en Nueva York hizo que sea una parada obligada.
Casi pegada al Radio City Music Hall, esta pastelería es bastante pequeña, apenas hay sitio para tomarse el pastel aunque sea de pié. No son son excesivamente simpáticos, se paga en una cola aparte donde una señora negra de avanzada edad y aparentemente menos vista que Rompetechos, hizo que nuestro café se quedara frió.
Nos hicimos un mini hueco y disfrutamos de una tarta de queso red velvet y una blueberry muffin que estaban de escándalo.
El edificio Rockefeller y entorno es nuestra siguiente parada. Aquí podréis patinar en su famosa pista de hielo o encontraros la grabación de un concierto de Shakira, ambos sucedieron en mi anterior viaje.
Desde mi punto de vista, si tenéis que optar por una visita a un rascacielos, el Top of The Rock es el mejor. Desde el podéis ver el Empire State que es mucho más bonito en la lejanía y una visión perfecta de Central Park. La gran diferencia que me hace inclinarme por este, es que no hay esas odiosas verjas de malla metálica que limitan la experiencia y sensación de libertad.
En el Rockefeller, en sus dos terrazas, son unos muros de cristal los que impiden que caigamos al vacío, resulta mucho más limpio en visibilidad. 34$ es el peaje que tenéis que pagar para vivir la experiencia, que no estará completa si al menos no pasáis un par de horas hasta que podéis subir en el ascensor dorado, que por muy bonita que sea la lampara de Swaroski con luces led acaba siendo un coñazo.
Con todo esto dicho, no sería este gorila el que volviera a subir al Empire State. Por supuesto que hubiese subido pero explicada la situación a mi novia, entendió y compartió mi opinión. El Empire está ahí donde quiera que vayas, más cerca o más lejos, a la vuelta de una esquina aparece majestuoso y por las noches cambia su iluminación dependiendo del día que sea.
Lo podéis ver rojo carmesí el día de San Valentín como nosotros, de verde el día de San Patricio, y así sucesivamente. En días de niebla a mi me resulta especialmente bonito y misterioso.
Cualquiera de estas calles y avenidas tiene mucha vida, estamos en la Quinta avenida y las grandes marcas tienen aquí sus mega tiendas, miles de metros cuadrados en 2, 3 y 4 plantas que deberemos salvar muchas de ellas con escaleras normales. Después de una semana subiendo y bajando os daréis cuenta que vuestro culito está casi tan prieto como el de J.Lo o Beyoncé.
No es que el shopping sea una de mis actividades favoritas, pero sólo por ver el montaje de escaparatismo y la fiebre compradora de esta ciudad, resulta en cierto modo divertido. Estamos a mediados de febrero y podéis encontrar algunos chollos muy interesantes sin la necesidad de acudir a ningún outlet.
Adidas, Nike, Apple, Tommy Hilfiger, Abercrombie, Louis Vuitton, Cartier, Tiffanys, Macy’s, Saks Fifth Ave…un lugar ideal para el window shopping en muchas de ellas. Una de mis favoritas es Victoria Secret, no es que use bragas pero la lencería me encanta y los hombre tenemos mucho que decir en una tienda como esta.
En la de la 5ª Avenida podéis ver expuestos algunos de los conjuntos utilizados en el famoso desfile de sus ángeles, auténticas joyas de la costura. Huele de cine y siempre encontrareis un sales de bragas, 8×35$, soy todo un experto en revolver cajones buscando las tallas de tanga, brasileña, o cuello vuelto y cuando entro no queda push up vivo al que no le haya tocado el relleno.
Nos encaminamos hasta Central Park y me lamento por el cierre en el verano de 2015 de la mítica tienda de juguetes FAO Schwartz, aquella donde todo visitante jugó a ser Tom Hanks saltando en el famoso piano de la película BIG.
Mi opinión para visitar el parque es que alquiléis una bicicleta, por 20$ podréis disfrutar de ella durante dos horas y os permitirá conocerlo sin echar una eternidad. Central Park es grande, bastante grande, de forma rectangular mide aproximadamente 4000×800 metros, un perímetro de casi 10kms y un área de 3,4km2.
Una cosa curiosa es que los carriles son de único sentido, así que si comenzamos nuestra ruta desde el acceso al parque desde la calle 59, deberemos empezar por la parte Este para poder circundarlo. De camino os encontrareis con el Museo Guggenheim y a su misma altura hay un acceso a Le Reservoir, ese famoso lago que recorren muchos joggers.
No penséis que el parque es plano, con la bicicleta hay que hacer alguna que otra subidita que se puede atragantar, sobre todo si vais con botas de suela gorda, abrigo y una cámara reflex golpeando vuestro pecho. Strawberry Fields, vistas del Beresford, el carusel, el lago, la pista de patinaje, los campos de béisbol, sus 36 puentes….un lugar para perderse y disfrutar si no tuviésemos más cosas que hacer.
La bici no ha abierto el apetito y paramos en un lugar cualquiera a tomarnos un sándwich de aguacate y una quesadilla con espinacas, nos ha dado por la comida healthy. Las horas de comida nos las tomamos con calma, sin contundencia, algo para salir del paso y no perder mucho tiempo, ya llegarán las cenas para relajarnos y disfrutar.
Por llevar un cierto orden de norte a sur de Manhattan, ahora toca hacer parada en Times Square. Un lugar bullicioso donde casi todo el mundo es turista, ya sea procedente del extranjero o del mismo Estados Unidos. Las luces parpadeantes y brillantes de sus luminosos han creado de esta plaza un sitio de parada obligada.
Hay unas escaleras donde podemos hacer la típica foto, contemplar la bola que da paso al nuevo año, comprar en alguna de sus tiendas, aunque aquí están los souvenirs más caros de la ciudad. También hay una taquilla donde podréis conseguir entradas más baratas para alguno de los musicales del cercano Broadway.
Por hacer una comparativa, esto es la madrileña Puerta del Sol. Gente disfrazada de super héroes con los que hacerse una foto, el famoso vaquero que con el frío que hacía ni apareció y mucho friki suelto en general. También os encontrareis con un grupo de acróbatas negros, tienen una actuación muy currada y simpática, eso si, os sacarán los cuartos si os prestáis u os fuerzan a participar. Aquí os dejo mis 20$ por ser protagonista del show.
Por cercanía, estando en la calle 42, no podíamos dejar de visitar Chevys en 259 W 42nd St. Se trata de una cadena de restaurantes mexicanos que frecuentaba mucho cuando vivía en San Francisco, sus frozen margaritas son deliciosas y los chips and salsa caseros son gratis. Llegamos en Happy Hour así que tuvimos que enchufarnos un par, de fresa, frambuesa, clásica y de higos chumbos.
A partir de aquí os doy un par de opciones. Si vamos hasta la 34St con la 11th Avenue os encontrareis con el inicio del High Line, un paseo de 2,33kms por las antiguas vías ferroviarias recuperadas. Es una forma de ver la ciudad desde otra perspectiva, a vuestra derecha el río y New Jersey, al otro los rascacielos de Manhattan. El paseo está lleno de esculturas y se termina en la zona del Meatpacking, una zona recuperada con boutiques y restaurantes.
En el High Line el High Light del día, no se me ocurre más que meter el dedo en ese agujero que veis, me entró la claustrofobia (por eso no llevo anillos) y con la congoja tiré fuerte para sacarlo con el resultado que veis. Las carcajadas de mi novia contagiaron a todos los que allí presentes vieron mi estupidez.
Aquí está el famoso Chelsea Market, la antigua fábrica de Nabisco donde se crearon las galletas Oreo. Hay tiendas, restaurantes y un interior industrial muy chulo, aquí nos tomamos una cerveza IPA en Friedman’s antes de ir a cenar. L’Atelier está frente a una de sus salidas y el Buddokan pegado a la otra.
La otra alternativa desde Times Square que os ofrezco es bajar por la calle Broadway hasta el famoso Flatiron. Un edificio hipnotizante junto al Madison Square Park.
Seguimos un poco más abajo hasta el Union Square Park y uno de los días nos encontramos con este mercado de productos artesanos.
La siguiente parada bajando hasta el lower Manhattan serán los barrios de China Town y Little Italy. Comenzando por Canal St aquí aprovechamos para regatear y conseguir falsificaciones, además los souvenirs tipo imanes, camisetas, tazas, gorras…etc son los más baratos que podáis encontrar.
Hacemos una incursión entre las calles y parece que estamos en China, mucho puesto callejero de frutas, verduras, pescado…etc.
Veréis que los carteles cambian y pegado el uno al otro está el barrio italiano. Si ya estáis cansados de tanta inmersión cultural y echáis de menos el hogar, podemos hacer parada en Tomiño, un gallego donde poder tomarnos al menos una Estrella Galicia.
Ya que estamos cerca del SOHO, a las mujeres os encantará conocer este sitio en el 174 Prince St., se llama Bite Lip Lab y en él podréis crear previa cita, vuestra exclusiva barra de labios. No habrá otra igual, mezclan los colores que más os gusten y los funden con cera de abeja, fue una experiencia muy divertida.
Una cosa curiosa de la ciudad es que los bares y restaurantes se suelen concentrar por zonas y a veces resulta difícil encontrar algún sitio donde tomarse una cerveza, ir al baño o picar algo. Camino de la fatídica Zona 0 encontramos esta cervecería donde poder tomarnos unas IPA y unas buffalo wings, un clásico del picoteo yankee. Maxwell’s en 59 Reade St.
Llegamos a la zona del World Trade Center, las obras ya casi han terminado y un nuevo rascacielos, el One World nos recuerda lo que fueron las Torres Gemelas. Donde estuvieron ubicadas hay un memorial con unas fuentes en cascada que pierden su agua por un gran agujero y esta bordeada por las inscripciones de los nombres de todas las personas que allí perdieron la vida.
Seguimos bajando por la isla hasta llegar a Battery Park, desde este lugar es donde podréis coger el ferry para visitar la Estatua de la Libertad y la Isla de Ellis por 18,50$. Como en toda atracción turística, os veréis sometidos a largas colas y scanner de pertenencias.
La experiencia es un grado y una vez en la isla de la estatua, si queréis subir a ella, las colas y scanner se repiten. Mi opinión es que no merece la pena subir, con una altura total de 93mts, podréis llegar a la corona, unos 80mts, y las vistas que esa altitud ofrece sobre Manhattan, poco difieren de caminar por los alrededores.
Además de bordearla, para mi lo más atractivo es el viaje en ferry. De algún modo sentir lo que muchos emigrantes sintieron o desearon durante los periodos de cuarentena en Ellis. Alejarse de los rascacielos y acercarse es una gran experiencia, las perspectivas que ofrece el mar son lo mejor.
De vuelta a tierra, jugueteamos con las ardillas. Son muy confiadas e incapaces de resistirse a unos cacahuetes, las encontrareis en cualquier recinto verde de la ciudad.
Desde Battery Park nos dirigimos a la cercana Wall St, pasando por la famosa estatua del toro en el parque Bowling Green. Con 3.200kgs de bronce, esta obra de Arturo Di Modica creada en 1987 fue un proyecto personal que representa al pueblo norteamericano haciendo frente a los poderes financieros.
La historia curiosa es que el 15 de diciembre de 1989 la plantó delante de la Bolsa de NY como regalo para los ciudadanos. Una patata caliente para el departamento de Parques y Recreos, que tras el clamor popular le buscó el emplazamiento actual. Ni al mismísimo Hugh Hefner le han tocado tanto los huevos como a este toro, símbolo de poder.
Terminada la visita de Wall St es un buen momento para coger fuerzas comiendo un perrito caliente en uno de los puestos callejeros. Tomamos rumbo al Brooklyn Bridge pegados al Hudson River recorriendo el paseo desde el Pier 11.
Antes de encarar el puente con la caída del sol visitamos la zona del Ayuntamiento, los juzgados, el departamento de policía y la cárcel.
Otro de los iconos de la ciudad es el Puente de Brooklyn, inaugurado en 1883 tiene una longitud de 1825 metros y en su día fue el puente colgante más largo del mundo y el primero suspendido con cables de acero.
La zona de Brooklyn es bastante residencial y es cruzado todos los días por miles de personas en coche, a pié o en bicicleta. Las vistas de la ciudad son fabulosas y si tenéis tiempo os recomiendo visitar el River Café a los pies de una de sus pilastras.
Dependiendo de los días que llevéis pululando por la ciudad, puede que algún día estéis tan cansados que no os apetezca pisar un restaurante y lo único que deseéis sea quitaros los zapatos. Para este día una buena idea es cogerse unos slices de pizza to go y llevaros vuestra caja humeante a la habitación del hotel, en nuestro caso, por cercanía con el Hyatt en el 123 E 41st Street encontramos el Previti Pizza.
Puede que a estas alturas echéis de menos algunas cosas. El metro esta vez ni lo pisé, pies para qué os quiero, la vida del subterráneo no me interesa, prefiero respirar aire fresco.
En Broadway esta vez no hubo ningún musical que me llamara especialmente la atención, en su día ví cumplido mi sueño de ver Hair e incluso salir al escenario a cantar el Let The Sunshine In. Para cuando llegamos nosotros ya no estaba el de Charlie y la Fábrica de Chocolate, que si me hubiese apetecido.
Otra cosa típica es ver un partido de la NBA en el Madison Square Garden. No cuadró ningún partido apetecible y habiendo visto en su día a los NY Nicks Vs Celtic de Boston, no era cuestión de tirar el dinero.
Finalmente otra de las cosas que no hicimos fue el famoso Tour Contrastes. Cuando lo hice en 2010 no me entusiasmo y hubiésemos vuelto a perder tiempo y dinero. Meterte por el Bronx para ver unos graffities y observar a los negros de reojo hasta me pareció denigrante, lo mismo puedo decir del barrio judío, me sentí como si estuviese en un zoo. Por el Bronx con cuidado de acercarse a las jaulas por si mordían las fieras y con los judíos ortodoxos con sus sombreros y rizos, como si fuesen los graciosos chimpancés.
Para cerrar este largo artículo, si lo habéis sobrevivido, aquí os dejo la última hamburguesa del viaje, con su coleslaw, en el O’Neals de la terminal 8 del JFK.
Gracias por acompañarme en este viaje y espero que algo de lo descrito, os sirva de ayuda por si os animáis a visitar la Gran Manzana. New York merece mucho la pena y ofrece al visitante múltiples puntos de vista ya sea desde la perspectiva de un foodie, un shopper, o alguien que sólo busca hacer un viaje al centro de la tierra.
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Grand Central Oyster Bar http://www.oysterbarny.com A New york Institution. For over 100 years the Grand Central Oyster Bar has been serving the freshest oysters and seafood in New York City. Reserve a Table
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👏👏👏👏 ésto me lo guardo yo…….excelente para mi viaje a NY.Vaya currada que te has pegado.
Tengo pendiente ir a ver a una amiga que vive allí que por cierto el otro día pusiste algo de su hermana que vive en Japón.Oviedo es un pañuelo.
Besines.
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Entonces hablamos de los Alonso Redondo 😜. Me alegro q te haya gustado y te pueda ser útil
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