Casa Milio – Pruvia de Arriba, 3 – Llanera Tlf: 985 262 518
Comer en Asturias resulta muy difícil, hay tantos y tan buenos sitios que resulta casi imposible conocerlos. Cuando crees que tienes una zona más o menos peinada, te dicen de uno que vas por una caleyina, das tres curvas y allí se come una fabada o unos callos de muerte.
La carretera de Pruvia la he recorrido cientos de veces, alguna de ellas con mucho cabreo tras una inspección desfavorable en la ITV, creía conocer todos los sitios de buen comer hasta que un día mi amigo Jaime que trabaja en Cofas me habla del imprescindible Casa Milio.
A pesar de la cercanía con Oviedo nunca me venía al recuerdo y viendo lo visto, es para que hubiesen retirado la pegatina de la ITV ipso facto. Mi madre quería celebrar el Pilar a toro pasado, esta vez le coincidió en Barcelona con mi hermana. Deja que piense, bloqueo mental porque suelo aprovechar para visitar nuevos sitios, 2:15 los dos ya montados en el coche sin rumbo hasta que la presión me ilumina y pienso en Casa Milio.
Más o menos centrado el lugar me colé y tuve que dar la vuelta en La Venta del Jamón. Pasada la ITV seguís de frente, os entristecéis al ver La Campana precintada con bandas de plástico de Solvia, una mini curva de izquierda y a 100mt hay un desvío a la izquierda, a 200mt encontrareis el restaurante.
Un gran chalet con un amplio parking de asfalto lleno de coches nos delata la ubicación correcta. Cualquiera diría que estamos en medio del campo, mucha gente de traje y corbata en comidas de negocios que busca de comida casera.
Sin haber reservado tuvimos la fortuna de tener una mesa disponible aunque por un mal entendido pasamos un buen rato en la barra disfrutando del vermut. Un dia de restallu, con el sol calentando las dos terrazas de que dispone en el bajo del chalet.
Un comedor sobrio con una gran barra y muy buena iluminación natural. Los manteles de tela y la clientela lo desmarcan del concepto chigre, es una casa de comidas auténtica en la que te cantan los platos que tienen ese día.
Lo bueno de estos lugares es que sabes que todo el producto esta fresco, se cocina al día, y lo mismo te encuentras con un lenguado negro como unos oricios o salteado de setas de temporada. Las premisas de este tipo de cocina es ofrecer un producto de mucha calidad, pero si además en cocina hay guisanderas como María Fraga Ferrant, el punto perfecto está garantizado.
Ya sabéis que me gusta tener un buen repertorio de platos para hablar con conocimiento de causa, en esta ocasión no son excesivos pero si muy explícitos del tipo de cocina. Un potaje, unos callos y un arroz son testigos suficientes para poder decir que tienen una gran cocina.
Preocuparse de hacer un correcto desalado del bacalao o limpiar los callos con el mayor de los mimos y escrúpulo es algo «sencillo» pero por desgracia no muy extendido y así podéis encontrar callos que al servirlos os suba un tufo sospechoso.
Comenzamos con unos bocartes con jamón que estaban fresquísimos y con una buena fritura.
Como estábamos en fechas previas al menú del Desarme tuvimos la suerte de que ya fuesen haciendo pruebas y así alterando el orden, seguimos con unos magníficos callos con su punto de picante equilibrado, gran melosidad, pequeñitos y acompañados de patatas fritas de verdad.
Los garbanzos con bacalao y espinacas no son de mi platos preferidos aunque aquí en el blog hice una versión raruna con pak choi. A mi madre le privan y les dió una nota muy alta, yo los probé y me gustó mucho que utilizasen el tipo pedrosillo, una salsa muy ligada, mucho sabor y punto de sal adecuado.
Por mi parte me decanté por un arroz, me ofrecía uno con almejas o este con carne y setas. El color tan amarillo en un principio me hizo sospechar con esos excesos de colorante, pero al probarlo el azafrán cobró fuerza. Muchísimo sabor a seta, se notaba claramente que entre ellas había boletus y la carne muy tierna.
Puede que la contundencia de la comida o las dos cervezas Mahou con su gas me inflaron demasiado y no hubo postre. Hablando de cerveza, lo que menos me gustó es que las sirvan en lata, no queda bien y no sabe igual, además viendo que tenían vinos buenos creo que es un aspecto nimio a mejorar.
Si a una excelente ejecución le unes unos precios muy equilibrados, Casa Milio es para repetir una y diez veces, dejarte sorprender por el cante del día.
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