La Tenada – C/ la Callezuela – Callezuela (Illas) Tlf: 985 506 217
Hoy nos desplazamos a Callezuela, la capital del concejo de Illas, que está abrazado por los de Castrillón, Corvera, Llanera, Las Regueras y Candamo, a unos 37kms de Oviedo. Es territorio muy conocido por los amantes del ciclocross debido a sus fuertes desniveles topográficos, pero sobre todo, es famoso por el trabajo de Isabel Mª Alonso Morís, representante del Club de las Guisanderas de Asturias y su marido Manolo, ya jubilado, al frente de La Tenada.
Lugares como La Tenada o La Allandesa han de considerarse patrimonio gastronómico de Asturias, porque más allá de las excelencias o longitud de sus menús degustación, se han convertido en seres mitológicos de los que todo el mundo habla, dentro y fuera de nuestras fronteras. Según escuches hablar a unos u otros, el tamaño oscila entre el de un dinosaurio y el de un mamut, pero nadie pone en duda que son descomunales.
Si encima hablamos de un precio de 25€ que además de incluir el IVA lleva el pan, vino rioja crianza, cafés y chupitos, seguro que más de uno dudará de su existencia, pero los miles de insensatos que hemos probado sus cocinas, damos crédito de no haber vivido una fábula.
Da igual que nuestros familiares o amigos visitantes sean de los que nos caigan mal o bien, cuando pensamos en llevarlos a La Tenada el verdadero pensamiento que corre por nuestras torticeras cabezas es: «te vas a cagar», «lo que vas a vivir hoy se lo contarás a tus nietos», «me río solo de pensar en vuestras caras», «vete preparando el Omeprazol y Almax».
Uno se pregunta ante tan pantagruélico y económico menú, ¿esta gente gana dinero?. No verás, están por amor al arte y regentan Las Hermanitas de La Caridad camuflados de chigre para evadir impuestos a Panamá. A la entrada hay un cartel muy significativo con retranca, «Hoy tenemos lo de todos los días», y precisamente es el quiz de la cuestión, saber que tu escandallo es perfecto, que no compras por encima y que seguramente muchos de los productos utilizados son cosechados por ellos mismos.
Esa pregunta también es aplicable a las tiendas de chuches, y mi respuesta es volumen. Los márgenes de beneficio no solo vienen de precios elevados, puede que un menú Michelín de 200€ de pérdidas si aplicamos materia prima y costes laborales. Este es un negocio familiar donde además de Isabel están sus hijos Lolo y Nacho continuadores del testigo familiar.
Muchos estarán pensando que este menú es inhumano, innecesario, inabarcable, inacabable, pero para aquellos que lo hemos experimentado la palabra adecuada es INOLVIDABLE. Soy consciente de las limitaciones que la edad va imponiendo, ya no soy la sombra de lo que fui y aún con todo, repetí de pote, callos, huevo y arroz con leche.
El día climatológicamente hablando, no pudo ser más perro, pero quizás es cuando más se disfrutan estas pitanzas porque el frío nos saca esa fuerza extra que un día caluroso jugaría en nuestra contra. Quizás penséis que es una soberana tontería pero os daré unos trucos para comer de todo y sobrevivir al intento: 1) comer con calma, sin ansia, nadie os va a echar. 2) ser moderados con el pan, no hace falta meterse un mendrugo con cada bocado. C) moderación con la bebida, me da igual que sea vino, cerveza o agua, ocupa sitio en el estómago. D) olvidaros del desayuno, un café y pista.
Comenzaremos por el pote de berzas, muy sabroso, bien ligado pero sin ser pastoso y con abundancia de berza. No me quedó otra que repetir aunque al segundo plato no le añadí compango.
Llega el turno del adobo, huevos y picadillo con patatas. Carne excelente, huevos perfectos que al final cayeron dos y el picadillo nada grasiento y alegre con moderación.
Casi a la par aparecen las cazuelas con los callos, cumplen las tres P’s (Pequeñinos, Picantinos, Pegajosinos) así que toca repetir acompañando de unas buenas patatas fritas.
Turno de la ternera gobernada y el cordero guisado, cumplo sobradamente con ambos pero consciente de los postres dejo hueco para el colofón final.
Llega el queso La Peral por si aún queremos seguir dándole al pan, el requesón con miel, la tarta de frixuelos y el arroz con leche requemado del que no me resisto a repetir.
Para finalizar café de pota y chupitos, ya se nos ha hecho de noche y toca regresar, nada de calefacción para que no entre la modorra. Un Almax y aunque sean las siete de la tarde nadie me priva de una siesta, la cena no está ni se la espera.
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