Por cercanía, muchos españoles hemos visitado a nuestros vecinos portugueses en alguna ocasión e incluso durante mucho tiempo hemos tenido una especie de desprecio colectivo o falsa superioridad peninsular. Esto es lo que provocan las puñeteras fronteras, porque la realidad es que si no habláramos idiomas diferentes, nadie podría distinguirnos por raza, historia, costumbres, gastronomía..etc.
Si que es cierto que hubo una época donde España parecía que había progresado más en infraestructuras gracias a grandes eventos como las olimpiadas y la Expo, pero la entrada en la UE y el euro nos han igualado y yo día que supera en unos cuantos aspectos. He cruzado todo el país desde Oporto a Lisboa y ya quisiéramos tener esa calidad de autopista, ambas ciudades son espectaculares y siempre me dejan ganas de regresar.
La última visita hace dos años a Lisboa fue genial y tras comer docenas de pasteles de nata, la verdad que nunca me había planteado hacerlos en casa. Si que me he animado con otro de sus clásicos, las cataplanas y os mostré la de tamboril (rape), así como cualquier elaboración de bacalao, uno de mis pescados favoritos.
Viendo el programa Comerse El Mundo, Peña visitó Lisboa y me emocioné al verlo en las cocinas de Belcanto con José Avillez (no confundir con el payaso de Supervivientes). Ahí pudimos disfrutar de sus dos estrellas Michelín y un glorioso menú donde también entré en cocinas y me pude hacer una foto con todo el equipo.
Durante el reportaje, hizo parada en la Pastelaria Batalha para conocer de primera mano con Joao los ingredientes y la elaboración del dulce más típico de Portugal. Se dice que la receta proviene de los monjes del Monasterio de Los Jerónimos, de hecho la pastelería con más fama está ahí al lado, muy cerca de la Torre de Belém, por ello también son conocidos como Pastéis de Belém.
La mejor manera de disfrutarlos es un poco calientes aunque si sois tan ansiosos como yo, seguro os acabareis quemando la punta de la lengua porque apenas los dejé enfriar. Al estar algo calientes le sacamos toda la esencia al hojaldre crujiente, que mezclado con la crema y un tamaño de bolsillo, hace que no podamos parar de comerlos, y si es con un poco de canela, podéis acabar cantando un fado.
En la receta de Joao también nos enseñaba a preparar el hojaldre, un paso del que prescindí pero del que os dejo ingredientes. En mi caso había comprado el hojaldre, ha de ser rectangular, y veo a los dos días que mi amiga Raquel Dacosta los había preparado con su hermana. No podía tener más señales y viendo que sus moldes de magdalena podían funcionar en vez de los metálicos que compraré en mi próxima visita a Oporto, me puse manos a la masa.
Con el hojaldre comprado es una receta muy pero que muy sencilla, y ya sabéis que no me gusta la repostería. Lo más engorroso es dar la forma en los moldes de papel, con los metálicos será coser y cantar. Me salió demasiada crema para las quince unidades que resultaron pero decidí aprovecharla y hornearla sola, templada o fría es una delicia para comerse a cucharadas.
Aquí tenéis la vídeo receta, y tras ver a alguien tan torpe con la repostería y el gran resultado final, seguro que os animáis.
Ingredientes:
Para el hojaldre: 325grs de harina de trigo, 175ml de agua, 10grs de sal y 250grs de mantequilla.
Para el relleno: 1/2L de leche entera, 300grs de azúcar, 50grs de harina de trigo, 1 piel de limón, 1 rama de canela y 5 yemas de huevo.
El primer paso es infusionar la leche con la rama de canela y la peladura del limón, cuando empiece a hervir retiramos y dejamos enfriar a temperatura ambiente. Mientras, ponemos en un bowl el azúcar y tamizamos la harina, la mezclamos y cuando la leche esté a temperatura ambiente iremos añadiendo poco a poco sin parar de remover con una varilla, a fuego medio hasta obtener una textura cremosa.
Ahora nos ponemos con el hojaldre, que ha de ser rectangular para poder enrollarlo sobre si mismo y hacer un cilindro. Cortaremos segmentos iguales y para hacer la tartaleta pondremos un trozo en vertical en cada molde, humedecemos el dedo pulgar con un poco de agua y presionamos hasta el fondo, luego iremos arrastrando hacia arriba dando forma, así con todos.
Habremos separado las yemas de las claras e incorporamos las primeras a la crema, batimos enérgicamente para que se mezclan bien y la textura se volverá más líquida. Transferimos a un recipiente con el que poder controlar mejor el vertido del relleno, llenamos casi hasta el borde y horneamos durante 8 minutos a 240º en un horno previamente precalentado.
Los sacamos y retiramos los moldes, dejamos enfriar un poco y espolvoreamos un poco de canela para mayor disfrute.
Estos caen Juanin porque nos vuelven LOCOS!!!!!😍🥰
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Aunque no es muy difícil al hacerlos en molde de magdalenas lleva más tiempo hacer los recipientes
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