El pasado 4 de julio preparaba un plato para celebrar el día de la Independencia de Estados Unidos y entre los acompañantes estaba esta ensalada coleslaw de la que deliberadamente no quise poneros la receta para dedicarle una entrada específica.

Se trata de una ensalada que suele gustar a todo el mundo y es algo que me deja perplejo pues sus componentes principales son el repollo y la zanahoria en crudo. En sí el repollo no conozco a mucha gente que le de más por el aunque a mi me encanta en todas sus variantes, desde cocido con un refrito de ajos y pimentón hasta guisado con unas patatas que me gusta comer primero el caldo y cuando está seco aderezarlo con vinagre a modo de ensalada.

Esta es la ensalada que suelen servir en los restaurantes de comida rápida y pese a su simplicidad resulta de lo más sabrosa siendo su clave un equilibrio en la salsa y que una vez mezclada la dejéis reposar en la nevera para el día siguiente, de esta manera estará mucho más rica y aguanta unos cuantos días como si estuviese recién hecha, los vegetales seguirán crujiendo después de 3 o 4 días.

Otro punto de esta ensalada es que no se ha de encharcar con la salsa o perderá parte de su gracia, no queremos que el repollo flote.

Como pudisteis observar es una ensalada que por si sola es muy refrescante y nutritiva pero acompañando a otros platos creo que es cuando se le saca todo su potencial. Recordar que se la añadí a mi sándwich de cerdo con la salsa BBQ y picante para suavizar el conjunto pero es que al día siguiente preparé otro sándwich excelente a base de cerdo y una salsa honey mustard casera. Con una mezcla de 3 a 2, donde 3 sería la mostaza de Dijón y 2 la miel, removemos y tenemos una deliciosa salsa a la que podemos añadir unas alcaparras, cebolla y pepinillos cortados en rodajas, la incorporamos al cerdo, pollo o lo que más se os antoje, ponemos un poco de coleslaw encima  y el sándwich os quedará estratosférico.

Ingredientes:

1/4 de repollo, 2 zanahorias, 1 cebolleta,3 ramitas de perejil, 2 cucharadas soperas de mayonesa, 1 de mostaza de Dijón, 2 cucharaditas de azúcar, un chorro de vinagre de manzana, una pizca de pimienta negra y sal.

Cortamos el repollo en tiras todo lo finas que podamos, si no sois muy diestros con el cuchillo tomarlo con calma, este es uno de los éxitos, cuanto más fino mejor. Haremos lo mismo con las zanahorias que habremos pelado, si tenéis una mandolina de la que podáis sacar unas tiritas finas os facilitará la labor. Picamos el perejil y la cebolla en brunoise e incorporamos todos los ingredientes a un bowl.

Por otro lado mezclamos el resto de ingredientes y con la ayuda de una varilla mezclamos todo el conjunto hasta que nos quede una salsa cremosa que verteremos sobre los vegetales. Removemos mezclando bien, tapamos con film transparente y lo dejamos reposar en la nevera recordando que de un día para otro estará mucho mejor.

Ya habéis visto lo sencilla que es, ahora solo os queda animaros y manteneros alejados de esas cadenas de fast food horrorosas, vuestra salud os lo agradecerá y el bolsillo ni os cuento.

Para el emplatado si la ocasión lo merece podéis utilizar un aro, para la comida de diario como comprenderéis no hace falta tanta floritura y si lo que queréis es impresionar a vuestra pareja bucear un poco por alguna otra de mis recetas, con esta aunque rica quedareis bastante mal si se piensa que es lo que dais de si, para la próxima la veréis sentada en una mesa del McDonalds.