Puede que para muchos este artículo no tenga el mínimo interés porque consideráis esta parte de la casa como algo prescindible, una cámara del terror, el lugar que almacena las cervezas y preferiríais unas vacaciones con los suegros antes que pisar este campo de minas.

A otros os parecerá interesante conocer el espacio donde paso buena parte de mi vida y del que salen todas las recetas que os planteo en el blog. Aquellos que disfrutáis con la cocina seguro apreciareis detalles imperceptibles para otros.

Vaya por delante decir que soy muy afortunado teniendo esta cocina, dispongo de espacio y luz, dos características muy apreciables cuando se pasan muchas horas a lo largo del año.

Lejos de asociarse con una manía, en cocina aprendí de mi madre hace muchos años que es esencial ir limpiando a la vez que cocinamos. Me pone muy nervioso acumular cacharros y por grande que sea la encimera para alguien desordenado nunca habrá espacio suficiente. Aún con los buenos hábitos adquiridos siempre quise tener una encimera doble, esta te permite cocinar con espacio sobrado y albergar un rincón con dos taburetes donde poder comer o servir de mirador para que alguien nos haga compañía mientras cocinamos.

En la cocina se pasan muy buenos ratos y tener a alguien dándote conversación, tomándose un vino mientras preparas la comida, resulta tan agradable como compartir mantel. También, tras muchas comidas y cenas organizadas en casa, he aprendido que la cocina es más importante que el salón, no se por qué extraña razón todos acaban allí de charla.

Mi cocina es peculiar, no tiene campana extractora y por mucho que se empeñó el jefe de obra, no dí mi brazo a torcer y no me arrepiento. Odio el ruido que producen tanto como el del calentador de leche de las cafeterías y para no encenderla mejor gastar el dinero en otras cosas. Un gran acceso a la terraza, altura y un importante Velux da solución a los malos humos con una ventilación natural. Otro gallo hubiese cantado si la hubiese diseñado abierta al salón, en plan americano.

Blanco y rojo fue una apuesta por dar un toque moderno pero a día de hoy me arrepiento y no por el color, el Silestone en este color requiere que una vez pasemos el trapo húmedo inmediatamente debemos secarlo o quedaran marcas.

Prescindir de un alicatado podría parecer más propio de cocinas de postureo, esas monísimas que salen en las revistas y que sus dueños sólo tienen de adorno. Sin embargo he de deciros que la solución del ladrillo cara vista con el tratamiento de una pintura lavable resulta muy práctico y limpio además de dar el look industrial que buscaba. El horno telescópico a media altura además de elemento decorativo es una pieza con la que estoy encantado. La base es vitrocerámica y resulta muy útil para cocinar pan o pizzas.

La cafetera integrada debería llevarse el crédito de la mayoría de artículos, ni os imagináis el uso que le doy, soy capaz de tomarme un café sólo a las 2 am e irme para la cama y dormir como un lirón.

Aunque no soy aficionado al vino, la vinoteca tiene dos niveles de frío y en ella nunca faltan unas botellas de sidra a la temperatura perfecta. De los tintos ya se encargan mis amigos. A mi me satisface más la nevera tipo americano con el dispensador de agua fría y hielo, resulta muy útil porque soy de los que abro la nevera mil veces pero no como nada y sin embargo siempre cae un vaso de agua para aplacar la ansiedad.

Otra de las cosas que me arrepiento es de no haber montado al menos un fogón de gas. La placa de inducción funciona muy bien pero no es lo mismo, en este sentido y en lo que concierne a los sabores de la comida todos los supuestos avances a mi modo de ver sólo han beneficiado en términos de limpieza. Quien pudiera cocinar en aquellas cocinas de carbón que tenían mis abuelas y que tantos recuerdos me traen.

Quizás para contrarrestar tengo la barbacoa, un plus nada eficiente para alguien que viva sólo o en pareja. Cuando más se disfruta es en múltiple compañía y casi limito su uso a los saraos que monto de vez en cuando, como la bonitada fin de verano.

Por extensión, en la terraza me gusta cultivar algunas hierbas aromáticas como la menta, cebollino, cilantro… y el ya considerable arbusto de romero. Un limonero y un calamondín o naranjo chino forman mi sección de frutales.

La cocina resulta un espacio tan importante para mi que le he dado una vida decorativa poco común, los cuadros pop art de Roy Litchestein y Andy Warhol junto con la colección de morteros y las orquídeas le dan un carácter muy alegre.

Para finalizar, recientemente he decidido airear parte de la sección de salsas y especias e instalé estas dos estanterías del Leroy Merlín en las que luce mi orgullosa cuchara de Masterchef. Por mis artículos ya sabéis cuan importantes son para mi, esenciales en el tipo de cocina que practico porque un aliño amargo o un toque asiático realza el sabor de ingredientes tradicionales.

Han pasado dos años desde la publicación de este artículo, especias y salsas que aparecen y desaparecen así como un considerable número de morteros más, ha sido su evolución hasta el día de hoy.

Llevaba tiempo dando vueltas a una idea que me entusiasmaba pero que debía hacerse con mimo y sin prisas. Se trata de la instalación de una red de pesca decorativa en la parte más elevada, de ella penden unos cuantos motivos marineros.

La red, como no podía ser de otra manera, roja como el fuego, entonada con el resto. De ella he colgado unos peces metálicos super originales que encontré en Tarifa, un pez globo y una estrella de mar provenientes de Marbella, algún caparazón de centollo y concha de vieira se ven atrapados sin que resulte muy recargado.

Aunque ya lo había compartido por el Facebook y lleva más de un año colocado, también estoy muy orgulloso de las flechas artesanales que me hizo mi amiga Elena Pérez Bendaña. Colgadas de un sedal cobran vida propia moviendose a su libre albedrío y nos recuerdan que estamos en el territorio de Fuego de Mortero y que no se debe molestar al chef.

No soy de los que me gusta cargarme de souvenirs innecesarios durante mis vacaciones, siempre valoro el coste de oportunidad y si realmente les voy a sacar partido. Este verano 2018 en Lisboa vi tantas sardinas cerámicas que no me hubiese perdonado no traer unas, en negro y en rojo ya cuelgan de mi red.

     

La segunda parte de las vacaciones fue en Zahara de los Atunes. Un año más he caído atrapado en las maravillosas redes de este pueblo gaditano y tuve que traerme unas bollas de cristal a las que ya había echado el ojo el año pasado. Roja, verde y amarilla, los límites ya están balizados.

Finalmente, tras la escapada de un día a Tarifa, he vuelto con dos nuevos peces metálicos. Además de ser artesanos tienen una utilidad que no os había comentado, se abren por un lateral y puedes colocar una vela pequeña que irradia luz por todas las abertura dando un juego de sombras alucinante.

Espero que os haya gustado el paseo, ya sabéis donde encontrarme.