Aunque de vez en cuando suelo hacer mermeladas, tampoco me he prodigado mucho en este asunto a la hora de dejarlo recogido en el blog. Es más, tan solo tenía publicada la mermelada de tamarillo, algo bastante exótico por lo que respecta a una fruta diferente y quizás os debía una publicación con algo más terrenal, como son unos melocotones.
Aprovechando el final de la temporada, al menos de los cosechados en Asturias, tras la última recolección me he decidido a mostraros este manjar. Por tamaño no asombran pero su sabor os digo que es extraordinario porque en una tierra falta de sol, han ido madurando poco a poco y estos últimos eran excepcionales.
Como tampoco era plan de desperdiciar fruta y cosecha, había muchos que no eran dignos de ser puestos en un frutero. Esos que se caen y con el golpe se machacan, luego los pican las hormigas, gusanos porque no nos engañemos, los pájaros son más listos y se dan el festín cuando aún cuelgan, son susceptibles de aprovecharse con una mermelada.
El gran problema es que nos llevará una ardua labor de selección a la hora de pelarlos y eliminar todo lo dañado, al final calculo que quedaría sobre un kilo ya pelado y troceado. Suficiente para darnos un capricho y tener garantizado un desayuno en toda regla, comiendo fruta, aunque esté transformada.
Habreis escuchado eso de utilizar la mitad del peso de fruta en azúcar, pero como a mi no me van la elaboraciones tan dulzonas he reducido bastante la cantidad porque la propia fruta, al estar muy madura ya nos aporta los suficientes azúcares.
Por hacer algo diferente, me gusta usar diferentes aromáticos que le darán un sabor muy especial y en nada comparable a la mermeladas industriales. En esta ocasión le he añadido media rama de canela, dos clavos de olor y cuatro bolitas de pimienta de Jamaica, que resulta muy aromática y no le da apenas picante, aunque una pimienta negra de toda la vida le da un puntito picante que con el dulce no va nada mal. Si hubiese hecho un chutney habría optado por una guindilla para armonizar con el ácido del vinagre.
No tengo mucho más que contar porque la receta es muy asequible para cualquier nivel culinario, por muy primario que este sea, de hecho ya veis que lo he insertado en la sección de Fondo de Armario. Depende de gustos pero si que os animo a no triturar con el robot, os quedaría tipo puré y personalmente me gustan las mermeladas un poco toscas donde podamos apreciar los trocitos de fruta.
Ingredientes:
1kg de melocotones pelados y deshuesados, 300grs de azúcar blanquilla, 1 limón, 1/2 rama de canela, 2 clavos, 4 bolitas de pimienta de Jamaica.
Lo primero será pelar la fruta, y cortarla en trozos gruesos, la cocción ya se encarga de deshacerlos. Verteremos en la cacerola que vayamos a usar para la cocción y añadimos el azúcar, dejamos reposar unos diez minutos para que los propios jugos formen un almíbar.
Ahora toca exprimir el limón en la cacerola y agregarle las especias. A fuego máximo le daremos un primer hervor y luego bajaremos a la mitad, removeremos de vez en cuando y tras 35 minutos la fruta ya estará muy blandita, al punto de ayudarse con un tenedor o un mazo para triturar. Damos otros cinco o diez minutos más de cocción y dejamos templar fuera del fuego. A continuación refrigeramos y al día siguiente estará con la textura perfecta.
Como primer disfrute de la mermelada, me hice un desayuno clásico, nada como una tostada en este caso de semillas, su mantequilla y la mermelada con tropezones.
Me encanta, porque ademas utilizaste una de mis especies favoritas, la malagueta o pimienta de Jamaica ❤️
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Me alegra que te haya gustado, la utilizo mucho en mi cocina es super aromática.
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