Asador La Bolera – Avda del Jardín Botánico, 355 – Gijón   Tlf: 984 193 422

Hoy os llevo de viaje hasta el barrio de La Guía en Gijón, donde encontrareis un asador que lleva muchos años siendo un auténtico templo para el carnívoro, porque la materia prima y la pasión que le pone Cuco están a la altura de cualquier sitio de renombre que os podáis encontrar en el País Vasco, sin duda grandes entendidos en la materia.

Conocí a Cuco en una presentación de carnes de Txogitxu en la sidrería El Ferroviario, donde Inmanol Jaka hizo nuestras delicias asando numerosos cortes. Estuve un buen rato charlando con él y rápidamente te das cuenta de su conocimiento y entrega. Por fin he podido cumplir mi promesa de hacerle una visita y saciar mi apetito carnívoro.

Desconozco la historia del local pero todo me hace pensar que en su parte trasera en su día hubo una bolera, algo muy común en locales que en su día conocíamos como merenderos. El restaurante aún siendo acogedor carece de esa parte visual que todos buscamos en un asador, la parrilla, el fuego que acaricia las carnes, que sin duda es uno de los encantos que da calidez a este tipo de locales.

La siguiente generación está en marcha, su hijo nos atendió perfectamente y el propio Cuco es de esos que le gusta dialogar y tener contacto con los clientes para conocer sus impresiones. Siendo domingo el restaurante se llenó fácilmente y pude observar que muchos eran parroquianos y devotos frecuentes.

Se agradece que tengan sidra y así junto con unas aceitunas aliñadas disfrutamos de una botella Val d’Ornón, la DOP de Sidra Menéndez.

Como buen asador también trabajan el bacalao en diferentes versiones y nos ofrecieron unos cuantos fuera de carta.

Comenzamos con unas magníficas croquetas, lo tenían todo pero sobre todo sabor a jamón.

Seguimos con unos puerros rellenos de jamón, rebozados y napados con una bechamel de oricios, muy ricos y nada pesados.

El arroz con pitu resultó estar muy meloso, con mucho sabor y los trozos de pitu en plan senyoret para no tener que pelearse con los huesos.

El chuletón de vaca fueron cerca de los 700grs, limpio, bien cortado y con el punto óptimo. Eché en falta que lo sirvieran con el hueso, me gusta entretenerme con el y extraerle toda la sustancia rascando esa carne pegada que tanto sabor tiene. La carne a parte de su calidad cuando ya llevaba un rato reposada comenzó a soltar todos sus jugos y la proporción de grasa envolvente servida, es la adecuada para ir mezclando en cada bocado sin tener la sensación de pasarse con el colesterol.

Nada de postres, cuando uno queda tan satisfecho para qué quitarse el gusto de la carne. Sin duda cumplió las expectativas y espero poder repetir.