Este tipo de platos me emociona tanto como cuando parto de un ingrediente principal buscado para la ocasión. La cocina del reciclado es muy importante y aunque ya os enseñé como hacer el curry de solomillo de cerdo, esta es una buena ocasión para aprovechar intencionadamente las sobras.
Un domingo como otros tantos, lo más apetecible es quedarse en casa y disfrutar de una barbacoa. Vale que no tengáis barbacoa pero como comprobareis, eso no es excusa. Yo la tengo y la verdad, para mi solo supone demasiado trabajo y tiempo encenderla, tener unas buenas brasas, echar tiempo en que se cocinen, y finalmente limpiar la rejilla y retirar las cenizas.
La solución a vuestros problemas se llama Parrilla Buenos Aires. Desde la una de la tarde os podéis acercar y en menos que canta un gallo os podéis llevar una humeante ración con su pan y chimichurri. Te la sirven en una bandeja de aluminio envuelta a su vez en papel del mismo producto y aguanta muchísimo el calor, por lo que llegareis a vuestra casa con ellas en plenas condiciones.
Mi costumbre es sencilla, siempre me llevo dos raciones junto con un chorizo criollo. Como hasta que me canso (en esta ocasión 15) sabiendo que van a sobrar y el sobrante lo deshueso y troceo para otros platos como este curry rojo.
La preparación del plato es sencilla si disponéis de una buena pasta de curry rojo. La verdad que nunca he intentado hacerla casera porque hay ingredientes exóticos a los que no es fácil acceder. El resto es combinar con las verduras de vuestro gusto, por lo que resulta un plato muy nutritivo y completo.
Ingredientes:
Costilla de cerdo, 1/2 calabacín grande, 8 cebollitas francesas, 10 champiñones naturales, jengibre, 2 tomates pequeños, 2 zanahorias, 1 pimiento verde, 3 cucharadas soperas de pasta de curry rojo, 220ml de leche de coco, arroz tipo jazmín, cilantro, aceite de oliva virgen extra, sal y shichimi togarashi.
Lavamos, pelamos y cortamos los ingredientes según necesidad. Es recomendable hacerlo en trozos grandes para que una vez reducida la salsa queden tropezones de un tamaño considerable.
En un wok calentamos un buen chorro de aceite (otras veces utilizo de girasol), añadimos la pasta de curry y rehogamos. A continuación vamos añadiendo las verduras por orden según tarden más o menos en hacerse, así primero puse la zanahoria, pimiento, cebolla, calabacín, champiñones y tomate, en medio de cualquiera de estos añadidos rallamos un buen trozo de jengibre.
Cuando este a medio pochar, añadimos la leche de coco y dejamos al chup chup para que reduzca, transcurridos unos 15 minutos añadimos los trozos de costilla que habremos deshuesado y cortado mientras se hacen las verduras. En otros 10-15 minutos vuestro curry está listo para servir.
Yo no concibo otro acompañamiento que no sea un buen arroz thai hervido. Emplatamos creando un volcán de arroz y dentro ponemos nuestro curry de costilla reciclada. Decoramos con un poco de cilantro picado y en esta ocasión el shichimi togarashi ya que no tenía guindilla thai. La lima no es de adorno, exprimida potencia los sabores.
Deja una respuesta