En muchos de mis artículos os he comentado la simbiosis que existe entre los viajes y la gastronomía, para mi uno de los grandes alicientes cuando viajo. Descubrir nuevos sabores, elaboraciones autóctonas, productos frescos en su propio territorio, son al final un testigo que podemos incorporar a nuestra biblioteca mental y poder replicar en nuestra cocina. No es obligatorio viajar para cocinar recetas que nos queden muy lejanas, si disponemos de buena bibliografía podremos acercarnos con bastante fidelidad al resultado original, pero habiéndolos probado in situ, nos permite contrastar y corroborar nuestro acierto o fallo tirando de esa memoria gastronómica.
Precisamente, mi último viaje ha sido a las Islas Canarias, concretamente a la isla de Lanzarote y pese a que decidimos optar por un régimen de media pensión en el hotel, un par de visitas a restaurantes de los que nos cercioramos servían comida canaria, nos dejaron muy buen sabor de la comida típica canaria.
Aunque ya lo había probado en otras ocasiones, ahora que dispongo de este medio, me parece un postre muy resultón del que tomar nota para incorporar e innovar en otras elaboraciones. De hecho, como me resultaba un poco feo en su presentación habitual, le he querido dar un pequeño giro pero respetando su esencia, un hermanamiento astur-canario con nuestros frixuelos o crêpes.
Buscando los orígenes de este postre, como muchos otros, podemos ubicarlos en Andalucía y concretamente en Antequera (Málaga), donde las monjas clarisas del Convento de Clausura de Belén llevan elaborando este postre desde 1635. La herencia árabe es muy fuerte y en torno a los frutos secos, mieles y especias giran muchos postres. Almendras, azúcar, huevos, almíbar de cidra, bizcochos de plantilla y canela molida son los de esta versión antequerana pero durante estos siglos de gran expansión del Imperio Español, se ha transmitido a toda Sudamérica y por supuesto Las Canarias.
Aunque me centraré en la versión canaria, el bienmesabe podremos encontrarlo en Venezuela, Puerto Rico, Perú o Panamá donde habitualmente le dan forma de tarta y adaptado a productos locales como el coco, panela, o camote. El bienmesabe canario está considerado como su postre más típico y llegó con los colonos durante el S. XV. Ya que estamos sufriendo el volcán de Cumbrevieja, se considera que la isla de La Palma es el epicentro de su origen y allí se suele consumir con unas lenguas de gato que se sirven como acompañamiento o se desmigan.
En otras islas se sirve acompañado de helado de vainilla y como fue así el que me comí, ha sido la versión de la que que parto. Ahora me arrepiento por no haber comprado miel de palma, pero en su lugar sustituyo por panela, un azúcar de caña integral que aporta mucho sabor, También le aporto una pequeña licencia personal que a veces también usan allí, un chorrete de ron.
Es una receta de muy fácil elaboración y por ello quise complicarme la vida un poco más y hacer esta presentación de una mini tarta de frixuelos. Acompaño con un helado industrial de vainilla y unos chips de plátano deshidratado para dar un punto crujiente. Partiendo de esta base de bienmesabe seguro que vosotros seréis capaces de incorporarla a otras elaboraciones, se me ocurren a bote pronto el relleno o cobertura de un bizcocho, unas empanadillas rellenas, unos canutillos, con yogur…etc.
Ingredientes:
Para el Bienmesabe: 250grs de almendra cruda molida, 250ml de agua, 250grs de panela, miel de caña o azúcar blanquilla, 1 limón, 1 rama de canela, 3 yemas de huevo y un chorrete de ron tostado (opcional).
Para los Frixuelos: 400ml de leche entera, 180grs de harina de repostería, 3 huevos, 2cdas soperas de azúcar, 1 limón, mantequilla y un chorrete de anís.
Comenzamos la receta poniendo la almendra cruda molida en una sartén y a fuego lento y removiendo de vez en cuando tostaremos la almendra. Por otro lado sacaremos una piel del limón sin meternos en la parte blanca que amarga y en una cacerola mezclaremos el agua, la panela, la canela, el chorro de ron y esa peladura. Dejamos que a fuego lento se vaya formando un almíbar aromatizado.
Cuando la almendra esta tostada la añadimos al almíbar, subimos el fuego y mezclamos, removemos con frecuencia aproximadamente durante 15 minutos hasta que la parte líquida se vaya evaporando. Retiramos la canela y la piel de limón, ponemos la cacerola fuera del fuego y dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Ahora aprovechamos para hacer la mezcla de los frixuelos poniendo en un vaso batidor la leche, harina, azúcar, 3 huevos enteros, ralladura del limón y el chorro de anís. Dejamos reposar.
Separamos las yemas de las claras, batimos las yemas e incorporamos al bienmesabe atemperado, vamos mezclando en hilo y al fuego a una temperatura muy baja, se trata de que no se nos cuaje el huevo, lo trabajaremos por otros cinco minutos, pasamos a un recipiente y enfriamos en la nevera para que se compacte.
Mientras se enfría el bienmesabe nos ponemos a hacer los frixuelos. En una sartén antiadherente ponemos un poco de mantequilla, cuando se funda ponemos una porción de mezcla que cubra toda la sartén y sea fina, dejamos hacerse y cuando veamos que se forman burbujas y los bordes se secan, le damos la vuelta. Pasamos a un plato y espolvoreamos azúcar, así sucesivamente, con el calor del frixuelo ese azúcar se quedará líquido.
El bienmesabe ya está frío, tomamos un frixuelo y con un aro de emplatar optimizamos sacando tres o cuatro círculos, untamos con el bienmesabe y montamos unos encima de otros hasta darle el volumen deseado. Colocamos en un plato acompañado de una bola de helado de vainilla y con los chips de plátano.
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