Restaurante Culler de Pau – Reboredo, 73 – O Grove – Pontevedra Tlf: 986 73 22 75
A estas alturas de la vida del blog creo que muchos de vosotros ya me vais conociendo y habréis comprobado que soy algo cabezón y no me gusta que los planes salgan mal, por ello no cejo en el empeño hasta conseguir mi objetivo. El episodio que hoy me ocupa ha sido uno de mis puntos a parte y es que durante el puente de agosto en mi visita a O Grove me quedé sin poder visitar el Restaurante Culler de Pau por falta de planificación, la espontaneidad hay veces que sale cara y que no tuviesen sitio no fue más que un acicate o excusa para volver a la zona.
El lunes ocho de septiembre es el día de Covadonga, patrona de todos los asturianos. Aprovechando su festividad en lunes fue el empujón suficiente para hacer una visita a mis amigos de Vigo y asegurar mi visita al templo de Javier Olleros. Esta vez hice los deberes con tiempo y cual sería mi sorpresa al descubrir que por teléfono Javier me había reconocido y se acordaba de mi llamada; esto dice mucho de alguien que regenta un negocio, hizo que no solo quisiera probar sus platos sino también conocerlo en persona pues me transmitió una energía muy positiva y afable que seguro me enriquecería.
Mis planes de playa para el puente se truncaron pues aunque hizo bastante calor no abría hasta entrada la tarde e incluso cayó algún chaparrón pero el lunes amaneció cristalino y mi despedida de las Rias Baixas apuntaba maneras. No hay mejor aperitivo antes de comer que una jornada playera en A Lanzada, estamos en septiembre y se agradece que haya poca gente, el agua me sorprende y esta caliente, calculo que unos 24º porque entré del tirón, la combinación perfecta de arenas blancas y aguas cristalinas para abrir el apetito.
Impaciente por vivir la experiencia me presento en el restaurante un cuarto de hora antes de la 1:30pm, hora de apertura que deliberadamente escogí por aprovechar la tarde en otra playa. Margen suficiente para sacar alguna foto y contemplar el entorno, un cuadro gallego en todo su esplendor, vistas de la Ría de Arousa, justo frente a la entrada un hórreo, verdor en 360º y un cielo azul despampanante.
Nada más entrar e informar de la reserva apareció Javier y nos pusimos cara, en persona las mismas sensaciones que tuve por teléfono se confirmaron, mantuvimos una amena charla que continuaríamos en mi despedida. Destila pasión y amor a su oficio por los cuatro costados y se nota que cada pase lo disfruta como si fuese el primero aunque la procesión del duro trabajo vaya por dentro.
Aprovechando que soy el primer comensal me doy un paseo por la sala sin incomodar a nadie con mi reportaje gráfico. Lo primero que llama la atención es la luminosidad y las vistas que nos aporta el gran ventanal de esta edificación minimalista, los blancos predominan y lejos de ser un ambiente frío se siente la calidez de formar parte del paisaje, es como si fuésemos los protagonistas de un cuadro de Claude Monet.
Dentro de la carta podemos optar por dos menús, el Degustación que se compone de seis platos y el Gastronómico, mi elegido, que consta de diez platos aunque fui obsequiado con uno extra. En ambos nos ofrecen dos aperitivos para abrir boca.
Para beber me decanto por una cerveza de elaboración artesanal gallega, en concreto la Cervexa Nos que se elabora en Lugo, color y sabor denso con una gradación moderada de 5,7º.
Comienzo con el primer aperitivo, unos mejillones de la Ría de Arousa en escabeche casero, menudo sabor y tamaño, te hacen plantearte seriamente no volver a comprar una lata.
A continuación nos sirven un gazpacho de frutas de verano con polvo yodado helado de tomate y almeja abierta al natural. Perfectamente podría ser uno de los platos del menú, intensamente refrescante en un día de tanto calor.
Da comienzo el menú con el Crocante de arroz con crema de anchoas y ahumados. El crocante esta elaborado con tinta de choco, la crema mezcla la anchoa con el marisco y la elección para el ahumado son sardinas. Se come con la mano, resulta muy consistente y crujiente, bien pensé que se me desmoronaría y aguantó perfectamente los tres o cuatro bocados.
Bonito de Burela marinado con encurtidos, tomate seco y cogollo de lechuga. El marinado lo hacen con aceituna y alcaparrón, le acompaña una gelatina de manzana, rabanitos y una espuma de cebiche.
Tomatitos aliñados con emulsión de aceite de Entrimo. El aceite procede de la provincia de Orense, lleva una gelatina de pepino y limón, en medio de los tomates una espuma de aceituna.
Sargo con salazones y semillas de pimientos de Padrón. En el menú aparecía como sardina pero por temas de cocina de mercado lo sustituyeron por el sargo aunque la elaboración es la misma, con una lámina de papada de porco celta y crujiente de pan.
Llega el obsequio del chef, Chococino: Choco y tocino tratado como pasta al que acompaña una crema de ajo.
Continuamos con un clásico de la casa, el Huevo a la carbonara de queso San Simón y migas de pan. Siempre he tenido reticencias con la yema de huevo pero poco a poco voy cogiéndole el gusto y el conjunto mezclado resulta espectacular.
Bogavante con «risotto vegetal». El punto del bogavante perfecto y el risotto fui incapaz de sacarle el ingrediente, muy tierno y crujiente. Lo hacen con una variedad autóctona de maíz con el que están trabajando en el banco de alimentos y que intentan recuperar en el CSIC de Pontevedra.
San Martiño con mantequilla de algas y calabacín. Este fue el segundo cambio en el menú, originariamente lo presentan con lubina, personalmente prefiero el San Martín o San Pedro así que salí ganando. La mantequilla la hacen con leche cruda y las algas utilizadas son la nori, osmondea y codium. Asimismo se acompaña de una emulsión de huevas de rodaballo, tempura de calabacín y puré de patata.
La carne elegida es un Lomo de ternera eco, con jugo, pepino y chirivia. Tan buena pinta tenía que casi la armo, me lancé y le dí un corte antes de darme cuenta que no había sacado foto y es que la ternera rubia gallega esta más rica que muchos de los falsos bueyes que circulan hoy en día. Va sobre un caldo de tuétano especiado, un salteado vegetal y una crema de coco y chirivia (parecida a la zanahoria pero blanca y de sabor más intenso).
Afrontamos los postres con un Cremoso de fresa y helado de limón con hibisco. Lleva una espuma de fresa con Campari para contrastar con amargor y además del helado de limón lleva uno de frambuesa.
Terminamos el menú con un Apio helado, caramelo, chocolate blanco y yogur. Sorprendente el helado pues el sabor del apio creo que es muy especial, espuma de caramelo, bombón de chocolate blanco, polvo helado, galleta de leche y crema de mango y zanahoria son el resto de componentes de esta sinfonía de sabores y colores.
Con el café me sirvieron unos petit fours que me comí antes de darme cuenta que no había sacado la foto. Se componía de un praliné de frutos secos y un ganaché de chocolate.
Se que mucha gente no nos entenderá al igual que no lo hacen con los fans de Star Wars, El Señor de los Anillos….etc., el osado desconocimiento nos puede categorizar como frikis, alguien que pasa 3 o 4 horas comiendo o viendo una película. Nosotros no comemos como necesidad, lo nuestro es el disfrute, nos ponemos algo nerviosos antes de empezar y cuando intuimos que se aproxima el final tenemos cierto grado de tristeza porque como en el caso del menú degustado todo superaba las expectativas y si hubiese sido posible habríamos hecho cola para hacer la sesión continua.
Como ya os comenté en mi despedida aproveché para seguir la charla con Javier y felicitarle por su gran trabajo esperando volver a vernos en otra ocasión, algo muy razonable pues la zona no me puede gustar más y sabiendo lo bien que se come resulta difícil que más temprano que tarde vuelva a repetir la experiencia. Tan logrado como el slogan de Asturias Paraíso Natural es el de Galicia Calidade, una tierra de la que no es difícil enamorarse.
Antes de regresar a la Patria Querida con la deferencia que tuvieron de imprimirme el menú con los cambios, nada mejor que hacer la digestión en otra playa diferente y llevarme un poco de Galicia pegada a la piel en forma de salitre.
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