La receta de crema que hoy escribo puede hacerse de diferentes maneras y si buscáis información veréis que hay gente que pone leche, nata y alguna cosa mas. En esta ocasión no me he complicado mucho la vida, el resultado es igual de bueno ya que al final conseguimos un sabor más nítido del producto base, en este caso la coliflor.
Por texturas, no soy demasiado fan de las cremas y purés. Cada cual con sus rarezas y hasta en este caso muestro mi personalidad; no soy de medias tintas, líquido o sólido son mis preferencias. No obstante, uno no puede cerrarse y ha de tener una mentalidad abierta, aunque sea de vez en cuando.
La idea de hacer esta crema es culpa de unos cuantos chef. Ya os comente en diferentes artículos que la coliflor está de moda y yo no podía ser menos. La ocasión se presentaba pintiparada con mi lomo de bacalao skrei. No lo dudé y el resultado fue muy satisfactorio.
En su día, en la receta de coliflor con bechamel y jamón, ya os hable de sus bondades y de las diferentes formas en que me gusta comerla. En tiempos de crisis, junto con el repollo, me parece que el rendimiento que le podemos dar comparado con su escaso precio es magnífico. Por tamaño, son dos gigantes inofensivos si obviamos su conversión en metano, no producen más que beneficios.
Ingredientes:
1 coliflor, 3 patatas, 100ml. de caldo de pollo, parmesano rallado, aceite de trufa negra, pimienta de Jamiaca, sal y agua.
Primeramente coceremos nuestra coliflor, esta vez la hice al vapor ya que necesitaba que estuviese al dente para conservar algún trozo que mantuviese cierta rigidez. Si sólo la queréis para hacer crema, su cocción sumergida en agua es perfecta.
Preparamos un caldo de pollo como el que tenéis en la sección Fondo de Armario. Se trata de un caldo blanco, se trataba de dar sabor y mantener un color blanco. En este caldo cocimos las patatas para que tomasen sabor.
Pelamos y troceamos la patata cocida, añadimos la coliflor y un poco de caldo. Trituramos, yo lo hago con una batidora de brazo de toda la vida, mancho menos pues el resultado queda en el propio cazo para volver a calentar. Otra de las razones, es que puedo controlar mejor la textura e ir viendo cuanto caldo debo ir añadiendo.
Como os comente, podrías cocer la coliflor en leche y una vez triturada poner un poco de nata y mil trucos más, pero en este caso funciona de cine. Si en vez de usarla como acompañamiento la queréis degustar por si sola, yo le añadí unas gotas de aceite de trufa y pimienta de Jamaica molida, la nuez moscada también le va muy bien. Decoráis con un poco de parmesano gratinado y cebollino picado.
Aquí os muestro el resultado incorporado tanto en carne como en pescado.
Tiene una presentación estupenda, y seguro que está buenísima 😉
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Si que está rica y el punto del parmesano la mejora mucho
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Hasta hace poco estaba un poco peleado con la coliflor, pero este año la he descubierto con algunas recetas, me apunto esta de inmediato, pinta buenísima.
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Yo la amo desde niño, eso sí, el olor al cocerla es asqueroso. Tbn tengo mis peleas, los guisantes procuro evitarlos.
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Precisamente tengo una coliflor tan grande que no me entra en la nevera y no he probado nunca a hacerla en crema.. Eso si, su conversión a metano, como tu dices, solo puede ser tan terrorífica como las caras de los pollos en la preparación del caldo! jaja. Gran receta.
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Jajajajaj, la cara de los pollos, me meo. Seguro que tu le das alguna vuelta de tuerca más. Así sobre la marcha se me ocurre con un poché y unas lascas de trufa.
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Estoy en ello.. en unos días creo que pondré la receta, aunque ya te digo que en el tema de cremas me gustan sencillas, con algún toque como un poché o algo así, ya veremos.. que últimamente no me dejan tiempo de enredar en la cocina!
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