Ser poco goloso, es una de las razones de mi falta de interés por la repostería, suelen salir grandes cantidades para lo que supone mi limitado consumo. Este ha sido el caso de la panna cotta a la vainilla con Picotas del Jerte, un postre que me supuso unas cuantas elaboraciones.
Pensando en como cambiarle los sabores me encontré en el supermercado con las tortitas de Bicentury diseñadas por Jordi Cruz, las de chocolate blanco, coco y limón me parecieron atractivas y dispararon mis neuronas.
Hoy trataré de mostraros como elaborar un postre muy pintón, sin apenas esfuerzo, por medio de una comparación entre el mundo laboral y la gastronomía.
Por un lado tenemos al autónomo (Fuego de Mortero) y por otra al empresario (Bicentury). Mientras el primero depende de su esfuerzo, jornadas laborales de 15 horas, una escasa (nula) remuneración, falta de recursos y se promociona gratuitamente con las redes sociales; el segundo tiene el potencial para contratar y subcontratar, respeta los convenios laborales, pingües beneficios que le permiten tener departamentos I+D+i, fichar a los mejores (Jordi Cruz) y promocionarse con el mass media.
El autónomo exprime al máximo su cabeza para comprar bien y barato, utiliza la cocina del aprovechamiento, está al pié del cañón durante fiestas y vacaciones y sus recetas artesanas apenas tienen repercusión (negocio). El empresario puede vivir de las rentas cuando saca un producto estrella, no escatima en medios (cesta de la compra), las máquinas hacen el trabajo y su repercusión se maximiza.
Partiendo de un mismo postre, la panna cotta a la vainilla, de elaboración muy sencilla, ya habéis visto en la receta con picotas el resultado de horas de trabajo mental y físico. Ahora veremos como juntar cuatro piezas de un Tetris en Nivel 1 y en menos de cinco minutos tener un postre que sin esfuerzo, dejará boquiabiertos a vuestros comensales.
Cuando vi las tortitas de Jordi Cruz, el coco rápidamente activó las neuronas. Os recuerdo que con este coco utilizado como recipiente, presenté mi tartar de salmón con mango y sopa fría de coco y cilantro en el casting presencial de MasterChef 3. Era hora de volver a utilizarlo en una receta ganadora, aunque sea de tunning.
Espero no hayáis sacado conclusiones erróneas de mi comparación. Defiendo tanto al autónomo como al empresario, sin empresas un país no crea riqueza, no se puede dejar todo en manos del Estado y su funcionariado. El empresario arriesga su patrimonio y crea empleo, y por supuesto está ahí para tratar de ganar mucho dinero, no es un enemigo despiadado al que derrotar, ya podíamos tener Amancios Ortegas por centenas.
Aunque las cosas parezcan fáciles, nunca se debe menospreciar el trabajo de los demás. Los hay que trabajan físicamente y otros que desde un despacho trabajan mentalmente, tendemos a ningunear diciendo «eso tan sencillo lo hace cualquiera», pues haberlo pensado y mandado ejecutar. Desde la barrera a veces es muy fácil ver los toros.
Con toda esta perorata, son muchos los pensamientos y debates que dejo abiertos. La cocina tradicional versus vanguardia, por ejemplo. Nadie de la vanguardia o comensal defensor de esta, criticará lo que todos entendemos son las bases de un buen cocinero pero, a sensu contrario, los tradicionalistas abundan en comentarios maliciosos criticando raciones escasas describiéndolas como «mariconadas».
Además de una pensada conexión de sabores, jugamos con los lácteos de la panna cotta y los del yogur de lima y limón, la mezcla de chocolates blanco y negro que equilibran con su dulzor los cítricos; a nivel texturas aunamos la cremosidad, el crujiente de las tortitas de arroz y las almendras del chocolate, y el contraste de temperaturas.
Ingredientes:
Para la Panna Cotta de Vainilla: 500ml de nata para montar, 250ml de leche entera, 50grs de azúcar glass, 5 láminas de gelatina y una rama de vainilla.
Comenzamos elaborando la panna cotta mezclando en un cazo la nata, la leche, el azúcar y el contenido de una rama de vainilla que cortaremos a la mitad y que con la punta del cuchillo extraemos el interior. A fuego medio esperamos a que empiece a bullir.
Mientras tanto, unos 3 minutos, ponemos a hidratar las hojas de gelatina. Cuando comience a bullir las escurrimos bien de agua e incorporamos al cazo, mezclamos muy bien con la varilla, colamos y repartimos en uno o varios recipientes. Refrigeramos por espacio de 6-8 horas antes de sacarlas del molde.
Cortamos la tortita a la mitad para mostrar ambas caras, la del arroz y la del chocolate blanco. Removemos muy bien el yogur para darle cremosidad, rallamos naranja y lima, cubrimos con la tortita. Sobre ella colocamos la panna cotta. Ponemos unas onzas de chocolate en el microondas, una vez derretido removemos bien, ponemos encima de la panna cotta, volvemos a rallar nuestros cítricos y rematamos con un poco de coco rallado, una flor decorativa y a disfrutar.
A la hora de comerlo vamos cogiendo un poco de todo.
Que buena combinación de ingredientes y que muestra de ingenio! La presentación preciosa, solo veo un fallo, esa pana otra es by fuego de mortero no de Jordi Cruz jeje enhorabuena maestro! Por cierto a qué esperan los periódicos de tu zona para contratarte como columnista gastronómico? Eres un crack!
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Jajaja, cierto, pero el marketing impera y suena más atractivo ese nombre. Gracias, igual que tu echamos tiempo en pensar como funcionaria esto o lo otro. Lo del periodico no estaría mal, pero ya tienen gente, hablaré con el Times y el NY Post jijijji
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Pues ellos se lo pierden jaja
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