¿Salmón curado o marinado?, nada tiene que ver el uno con el otro, aunque ambos estén deliciosos. Se suelen cometer errores de enunciación, pero lo que es peor, se trata de dos técnicas culinarias diametralmente opuestas.
Curar: Someter una cosa como la carne o el pescado a la acción de algo como la sal, el frío o el humo, para que pierda la humedad y se conserve por mucho tiempo.
Marinar: Conservar en crudo un alimento, especialmente un pescado, con adobo, para que se ablande y adquiera la sazón y el aroma deseados.
Está claro que con la primera técnica trataremos de extraer humedad y en la segunda, donde solemos emplear líquidos, estamos haciendo lo contrario, aunque en ambas buscamos una transferencia o impregnación profunda de aromáticos.
La sal, más allá de sus propiedades gustativas potenciadoras de sabor, en la antigüedad llegó a convertirse en moneda de cambio por ser básica en la conservación de alimentos. Hoy en dia, con los sistemas de refrigeración, esta función quizás haya quedado algo obsoleta, pero aún mantiene cierta vigencia porque en ciertas elaboraciones el producto base obtiene matices y sabores muy distintos.
Carnes o pescados, gracias la sal obtenemos maravillas como el jamón o el salmón, un producto que en fresco difiere bastante. Si además los sometemos a otra técnica de conservación como el ahumado, hablamos de gloria bendita.
Los alimentos se descomponen cuando penetran en ellos unos microbios o bacterias que los destruyen. Pero si esos alimentos se salan bien, la sal extraerá el agua de sus células, pues la atrae osmóticamente, y eso impedirá que los microorganismos puedan vivir.
En los procesos de curación caseros leeréis muchas recetas en las que se aplica el 50% de sal y otro 50% de azúcar, con unos tiempos que oscilarán entre las 24, 48 y 72 horas. Pero si pensamos en el poder deshidratante de la sal, aumentar el porcentaje en sal nos acortará esos plazos.
Todo depende del nivel de curación que deseemos obtener y en esta receta, mis porcentajes se equilibran con un 66% de sal y 33% de azúcar, o lo que es lo mismo, 1kg de sal por 300grs de azúcar para un tiempo de 12 horas.
En estas mismas proporciones estoy haciendo una prueba de larga curación en la que al menos aguantaré 15 días. Ya os comentaré los resultados editando el post.
Transcurridos 16 días me decidí a ver el resultado, la deshidratación ha sido muy considerable, los aromáticos son mucho más profundos pero también ha cogido un punto de sal algo elevado.
Podremos desalarlo unas horas en agua fría como el bacalao o usarlo en alguna receta como esta fideuá a la que no hizo falta añadir una pizca de sal porque ya la aportaba el salmón.
Y por qué me ha dado por curar salmón. Sencillamente, porque para el cumpleaños de mi novia hice una cena multitudinaria y las cantidades se convierten en industriales. Una simple ensaladilla rusa, cuando utilizas 3 kgs de patata, 2 kgs de langostinos, 1,5 kgs de mahonesa….se convierte en épico para alguien que cocina en su casa por amor al arte.
En el caso del salmón, quise preparar unos vasitos con un mix de tomates cherry, guacamole casero, canónigos y salmón. Siendo tantos, lo más práctico era poder sacar unos dados del lomo y comprar un salmón entero me pareció la mejor opción.
Un bicharraco de 4,5kgs, que era de los más pequeños que tenían en mi pescadería del Alimerka, se convertiría en el donante perfecto para esta y varias recetas que seguro irán saliendo. Pedí que me sacaran los dos lomos y obviamente la cabeza y espina los guardamos en el congelador, desecharlos sería un crimen.
Ante el superlativo tamaño, comprobando el tamaño de mis bandejas tuve que recortar la parte de la cola para que me entrara con holgura. Una pieza fue para el congelador y la otra es con la que estoy haciendo la prueba de larga curación.
Lo primero que haremos es quitar las espinas con una pinza, tirando hacia la zona de la cabeza, salen muy fácil y no son tantas. En imprescindible que mantenga la piel.
Curar sólo con sal y azúcar sería muy descafeinado por ello se suelen añadir especias y hierbas aromáticas. Cabe casi de todo pero debéis buscar un hilo conductor, no se trata de echar cosas al tun tun. En mi caso busqué el frescor con toques cítricos que nos transportasen a Asia, así, tomillo limonero, pimienta de Jamaica, esencia de jengibre y cardamomo, ralladura de lima y la siempre acertada pareja del salmón, el eneldo, conformarían mi mezcla de aromáticos.
En un bowl grande puse 4kgs de sal gorda marina y 1,2kgs de azúcar blanquilla, picamos el tomillo, rallamos la lima, machacamos la pimienta (nada tiene que ver con la negra, esta es muy aromática y no pica, por ello no la dejé en bolitas), el eneldo picado que utilicé tuvo que se ser seco, no encontré fresco, por ello utilicé más cantidad, y las esencias concentradas que facilitan la labor. Mezclamos muy bien.
En las fuentes colocamos una cama gruesa de nuestra mezcla, ponemos el salmón y cubrimos en su totalidad presionando para que no quede ningún hueco sin cubrir. Tapamos con papel film y refrigeramos el tiempo deseado, en este caso unas 12 horas.
Retiramos la sal y lavamos bien con agua fría. Con un buen cuchillo, yo utilicé uno jamonero, retiramos la piel con cuidado. En la primera pieza fui haciendo incisiones, con la segunda, un par de cortes y tirando de la piel con calma, salió entera.
Pincelado con un poco de buen aceite de oliva virgen extra ya estaría listo para consumir, loncheado sobre una tosta ya resulta un manjar pero para mis trifásicos decidí ir un poco más lejos.
Cortamos en dados y si tenéis un ahumador resulta muy sencillo. Yo lo ahumé con roble tapando el tupper con film e introduciendo la cánula, el sabor que le aporta el ahumado lo convierte en superlativo.
Que fácil lo pintas Juan, pero yo no tengo todos esos gadgets que manejas. Tranquilos, que antes de tener mi Aladdin ahumaba con menos sofisticación. En una cacerola poneis las virutas de madera o unas ramitas de romero, o tomillo…encima colocáis una rejilla (yo utilizaba la que venía en mi microondas para la función grill), quemamos y tapamos la cacerola, el resultado es perfecto y os diré que más limpio, porque limpiar mi ahumador de las resinas, me lleva un buen rato tener que desmontar filtros.
Se aproximan las navidades y esta es una buena receta para quedar como reyes y reinas, en casa os lo agradecerán y recibiréis efusivas felicitaciones.
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