Experimentar, evolucionar, proporciona grandes creaciones y por qué no decirlo, grandes cagadas, es lo que tiene arriesgar. Si a ello le unimos el característico grandonismo asturiano, nos deja experimentos como este con percebes, que ya os avanzo, ha sido un éxito.
La primera vez que escuché, ví y probé las nécoras (andaricas) y el buey de mar (ñocla) a la plancha, me llevé las manos a la cabeza. Primero por incredulidad, después para elogiar el uso de una técnica culinaria a la que no estaba acostumbrado pues siempre las había comido cocidas.
Los percebes junto con los oricios y los berberechos, creo que son los productos con más sabor a mar, cantidades ingentes de yodo que con una breve cocción son capaces de transportarnos mentalmente a cualquier litoral. En su día ya os dejé un artículo/tutorial de como cocerlos y comerlos, esta segunda parte no es tan obvia como podría resultar y de forma correcta, nos evita ser bautizados con sus jugos. Podéis pinchar AQUÍ para verlo.
Seguramente los puristas se echarán las manos a la cabeza, ya he sufrido esta incomprensión con mis patatas rellenas de percebes o el risotto de plancton y percebes, por ello lo mejor es que cada cual saque sus propias conclusiones tras hacer la prueba, hablar sin probar es muy gratuito.
Si algo tan delicado como unas angulas las hacemos con aceite, ajo y guindilla, por qué no iba a funcionar algo mas rudo como un percebe con un golpe de sartén con un poco de ajo y perejil aromatizado con unas gotas de vino oloroso de Jerez. Si que es importante respetar el producto y la cocción ha de ser breve, un par de minutos en sartén para que suelten jugos y al pelarlos se desprenda bien.
Hasta aquí ya parecería locura, pero he ido más lejos. Es lo que tiene disponer de un par de kilos, quién iba a echar en falta 200grs para irse al laboratorio del Dr. Bacterio Mortero. Que pasaría si hago una tortilla francesa jugosita tipo Betanzos con los percebes pelados y aliñados con los jugos entremezclados con el aceite, ajo y perejil. Pues que obtenemos un plato lleno de hedonismo, simple, diferente y muy marinero.
Todo tiene su razón de ser y mi cabeza no para de pensar platos divertidos que ofrecen retos. En MasterChef Celebrity les toco la prueba de velocidad, limpiar unas vieiras, abrir unas ostras y presentar un centollo sacando toda la carne mezclada con el carro. Los más lentos tuvieron que enfrentarse a la eliminación cocinando un plato que incorporara los tres productos, a priori algo difícil de casar. Desde la comodidad del sofá, sin tensión todo resulta más fácil y yo hubiese hecho una tortilla francesa con vieiras previamente planchadas, regado con una salsa de centollo y coronado con una ostra marinada en salsa ponzu que habría pasado por una tempura.
Pues de esa tortilla imaginada, quedó el poso neuronal que me llevó a esta de percebes, así de simple y así de rebuscado. Os garantizo que no es palabrerío, tenéis que probar los percebes a la sartén, como aquellas andaricas y ñocla, os ganará de por vida.
Ingredientes:
200grs de percebe, 1 diente de ajo, unas ramitas de perejil, 2cl de vino de Jerez, 3 huevos, AOVE y sal
Pelamos el ajo que junto con el perejil lo cortaremos en una finísima brunoise. En una sartén con una cucharada de AOVE cuando esté caliente ponemos el ajo, al empezar a bailar le añadimos el perejil, removemos e incorporamos los percebes, vertemos el Jerez y tapamos, agitamos la sartén sobre el fuego con movimientos hacia adelante y atrás, dos minutos y retiramos.
Ahora toca pelar los percebes y tomaremos un poco del aceite con ajitos y perejil para aliñarlos. Batimos los tres huevos con un poco de sal, en una sartén ponemos una cucharada de aceite a fuego 7/10, vertemos el huevo batido y vamos removiendo para que cuaje despacio, cuando esté medio cuajado añadimos los percebes y mezclamos bien. Cuando aún quede algo de huevo líquido con la ayuda de una espátula la doblaremos e inmediatamente servimos. Rematamos decorando con un percebe y una hojita de perejil.
Como podéis apreciar ha quedado muy jugosa, no conviene cuajar de más porque perdería la gracia. Obviamente podéis añadir patata, pero recordar que el resultado final ha de asemejarse a las versiones de Betanzos.
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