No soy la persona más acertada para dar lecciones de nada en cuanto a salsas y aliños, reconozco mi perdición y siempre y cuando sean de calidad mi despensa suele estar surtida de estos preparados.

Hay salsas que por su cantidad de ingredientes, muchos de ellos imposibles de encontrar en una provincia como Asturias, sobre todo en las de temática asiática, prefiero hacer stock cuando las encuentro.

Algo a lo que si todos tenemos acceso, es a las especias, no hace falta tener un zoco marroquí o turco para conseguir estas semillas en versión natural o hecha polvo.

En otras ocasiones como la que nos ocupa, he decidido hacer mi particular mezclum de especias para conseguir un aliño con el que macerar un pollo. Resulta tan sencillo y entretenido que puede ser una labor divertida si se la encargamos a los niños.

Jugar a ser alquimista nos deja resultados tan espectaculares como este y probando ingredientes y cantidades podéis obtener ese gran secreto que se esconde tras una receta aparentemente simple.

Si el aliño es muy importante, también lo debe ser la maceración. De un día para otro cualquier carne o pescado tomará todos estos sabores que hemos ideado en el mortero.

Ingredientes:

Comino, pimienta de Jamaica, curry, jengibre en polvo, canela en polvo, pimentón picante y aceite de laurel.

Paciencia, mimo y un buen triturado preferiblemente en mortero es todo el secreto. Una vez molidas todas las especias agregamos el aceite que las ligue.