No me puedo creer que este escribiendo estas líneas hablando del Italo Disco, un genero musical que exceptuando raras canciones lo podemos poner al mismo nivel del Spaghetti Western. Producciones serie B que en un momento dado contaron con bastante auge y que hasta petaron las pistas de baile con aquella música dulzona de sintetizador y machacona que nos recordaba a los ligones de playa del país de la bota. Unos pelmas que no entendían el no por respuesta y que hoy con la nueva Ley de Violencia de Genero se podrían encasillar como acosadores. Como han cambiado las cosas desde que la incombustible Rafaella Carrá nos animaba a venir al sur para hacer bien el amor.
Ellas tampoco se quedaban atrás, quien no recuerda el pezón de Sabrina Salerno, burdamente imitado años más tarde por la hermanísima Janet Jackson. Por aquel entonces estábamos en pleno auge del vídeo y muchos nos pasamos horas capturando el momento. La pubertad y adolescencia no perdonan, pero en aquella época eramos más ingenuos y reprimidos, caballos desbocados que poco estímulo necesitábamos. Hoy sucede lo mismo, pero son otros tiempos más evolucionados y sorprendentes con la sobre exposición mediática
Ricchi e Poveri, Francesco Napoli, Giorgio Moroder, Gazebo, Lian Ross, Alan Barry, Silver Pozoli, Pino D’Angio, Savage son algunos de los nombre propios de aquel movimiento, que sin duda fue más internacional que aquella Movida Madrileña. En una época donde los vinilos eran un tesoro, los cassettes eran nuestro pirateo particular de la radio, hacíamos nuestros Mix con calidad paupérrima por más que utilizásemos cintas de cromo. Hoy tenemos Spotify, pero los Mix o recopilatorios nunca han dejado de estar de moda, ahora se llaman PlayList, oh yeah!
Lo siento si se me ha ido la pinza, pasan los años y cada vez soy más Abuelo Cebolleta. Toda esa perorata para contaros que estas vacaciones, en Zahara de Los Atunes, cociné una pasta en la que mezclé varios formatos de salsa y aunque algunos lo hayáis visto en el Instagram me parecía propio recogerlo en el blog, al fin y al cabo ha resultado una pasta diferente y muy divertida.
Siento la calidad de las fotos, el collage lo he montado a partir de pantallazos del vídeo que podéis ver en mis destacados de Instagram.
La estrella sin duda son las coquinas, unas simpáticas almejas que parecen pipas y que se pueden comer por toneladas chupándose los dedos acompañado por una caña o tinto de verano bien fríos. En el norte no se suelen encontrar y por ello me animé con esta receta, que traducida al italiano sería una pasta vóngole (almejas).
Vóngole, típica de la cocina Napolitana, se elabora con un sofrito de ajo y aceite, vino blanco, almejas, tomate rallado y aliño de pimienta o peperoncini.
Arrabiatta, típica de la cocina romana, se elabora con tomate, ajo y pimiento chili rojo, ha de ser picante.
Puttanesca, típica de Napoles y con un origen en prostíbulos de los que toma el nombre. Se usa ajo, cebolla, guindilla, anchoas, trozos de tomate, alcaparras y aceitunas negras.
Como veréis, en mi Mix he hecho un batiburrillo de todas estas grandes recetas y la pasta elegida han sido unos linguine, que son como un spaghetti plano con origen en Campania. Me han faltado ingredientes que de haber estado en mi cocina hubiese usado y que os documentaré para que los useis por si os animáis. Como no soy bebedor de vino, para un día no iba a comprarme una botella de blanco de la que sólo usaría 100ml.
Ingredientes:
Linguine, 1/2kg de coquinas, tomate seco, 4 guindillas, alcaparras, anchoas en salazón, aceitunas negras, 4 dientes de ajo, 1 cebolla, 4 tomates grandes maduros, AOVE, sal y agua.
El primer paso que hice fue dejar el día antes el tomate seco remojado en aceite con las guindillas partidas, es parte importante porque ese aceite es el que usaremos para el cocinado. También deberemos dejar a remojo las coquinas con agua fría y un poco de sal para que suelten las arenillas que nos podrían arruinar la receta, aún con cuatro horas de purgado no la soltaron toda.
El ajo y cebolla tras pelarlos, los cortamos en fina brunoise. En la sartén pondremos el aceite picante, unas cuatro cucharadas, ponemos el ajo y cuando empiece a bailar le añadimos las coquinas, las meneamos y hubiésemos añadido el vino, ponemos una tapa para ayudar a que abran, en dos o tres minutos están listas. Las pasamos a un bowl y le volcamos el aceite con todos los jugos que soltaron y su ajito. Aquí os recomiendo usar una estameña o verter con cuidado, para eliminar cualquier resto de arena.
En la misma sartén añadimos más aceite y pochamos la cebolla, cuando este transparente le añadimos el tomate seco con las guindillas. Mientras habremos pelado los tomates y lo cortaremos en trozos medianos, lo añadimos y dejamos pochar hasta obtener una salsa en la que los trozos de tomate sean perceptible. A media cocción le agregaremos los jugos de las coquinas para que la salsa tenga más sabor.
Hecha esta salsa le incorporamos las alcaparras anchoas y las aceitunas negras cortadas en láminas. Cocemos la pasta en abundante agua con un poco de sal, respetando los tiempos del fabricante con el tiempo mínimo recomendado para que nos quede al dente. Escurrimos el agua, añadimos un poco de aceite para que no se nos pegue y volcamos la salsa, removemos y por último le añadimos las coquinas que no menearemos demasiado para que no se desprendan de su concha.
Como decoración final si os apetece podéis picar un poco de perejil o albahaca para aromatizar y dar contraste de color.
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