Incitado por ver el desastre de quiche que prepararon algunos concursantes en Masterchef y aprovechando que mis padres regresaban de celebrar el viaje de cumpleaños de los 68 añazos de mi madre, decidí preparar esta receta para que cansados del viaje pudiesen disfrutar de una cena, caliente y en condiciones.
Como os comentaba, ver como un concursante vertía el líquido de una quiche sin cuajar para presentar al jurado me pareció tan irreverente y nauseabundo que rápidamente apunté en mi block de recetas pendientes, este clásico de la cocina francesa.
Obviamente y por alejarme de la clásica Lorraine (huevos, nata, queso Gruyere y panceta) hice mi versión bautizada de esta manera, es decir, un revoltijo equilibrado y con mucho sentido.
Por falta de tiempo, la primera idea fue hacerla con una masa quebrada o brisée comprada en el supermercado, sin embargo Murphy y su Ley me acompañaron ese día y estaba agotada. Soy muy cabezón y de ideas fijas, ni me planteé desistir así que me puse en faena e hice la masa casera.
Para el relleno huí del clásico bacon y elegí la combinación de una cecina de buey y queso de cabra aderezada con unas cuantas verduras. Además utilicé unos tomates cherry confitados que me había regalado mi amiga Marta en uno de sus múltiples detalles. El resultado fue fantástico, les gustó mucho y encima el timing cuadró a la perfección, a los 10 minutos de sacarla del horno los estaba recogiendo en la estación.
Ingredientes:
Para la masa quebrada: 200grs de harina, 100grs de mantequilla, 1 huevo y una cucharadita de sal.
Para el relleno: 200ml de nata, 100ml de leche entera, 4 huevos, 1 cebolla, espárragos trigueros, champiñones, tomates cherry confitados, cecina, queso de cabra, sal, pimienta y nuez moscada.
Primeramente prepararemos la masa Ponemos la harina y hacemos un volcán, en el cráter ponemos la sal y el huevo, mezclamos y vamos añadiendo poco a poco la mantequilla a temperatura ambiente y cortada en cubos o rectángulos. Amasamos integrando todos los ingredientes pero si hacer un amasado a fondo como en el caso de los panes o masa de pizza.
Hacemos una bola y cubrimos con papel film, refrigeramos en la nevera durante media hora y ya estará lista para manipular como cualquier masa. Un poco de harina en la encimera, estiramos con el rodillo echando también un poco de harina encima, le damos forma para cubrir el recipiente deseado.
Engrasamos el molde para que el desmoldado sea más fácil si no es un desmontable, pinchamos la base con un tenedor para que no suba la masa y horneamos en un horno precalentado a 180º durante 15 minutos. El resultado tendrá un ligero color tostado que luego cogerá más color cuando por segunda vez horneémos con los ingredientes que le añadamos.
Lavamos, pelamos y cortamos la cebolla, champiñones y trigueros. Primero pochamos la cebolla hasta que este doradita, reservamos en un cuenco con papel absorbente. Salteamos los trigueros hasta que estén dorados pero crujientes, reservamos. Hacemos lo mismo con los champiñones y empezamos a colocar los ingredientes cocinados en la base de la masa procurando cierta uniformidad, la cebolla, los trigueros y los champiñones.
Con la ayuda de una tijera y doblando en un rulo las lonchas de cecina, hacemos un corte a la mitad y troceamos. Cortamos unas tajadas de rulo de queso de cabra y con los dedos desmigamos y repartimos.
En un bowl amplio batimos los huevos con una pizca de sal, pimienta de Jamaica recién triturada con el molinillo, y un poco de nuez moscada. Añadimos la nata y la leche, volvemos a batir y esparcemos la mezcla con cuidado en nuestro molde. Distribuimos los tomates cherry confitados y horneamos en el horno precalentado a 180º durante 30-45 minutos dependiendo de la altura de nuestro molde.
Parece que mi masa tenía una pequeña fisura y perdió algo de líquido, el desmoldado no fue sencillo pero se consiguió y el resultado es el que veis. Como aperitivo o plato principal esta quiche os encantará.
Sencillo pero no està de más el recordarlo de vez en cuando.
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Y es una receta que tanto en frío como en caliente nos puede solucionar hasta desayunos. La imaginación al poder, aquí cabe cualquier ingrediente.
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Hola, si me permites el apunte, veo que usas habitualmente la crema Covadonga, la cual creía que es mantequilla pero nada más lejos de la realidad, es mayormente margarina vegetal con una pequeña parte de mantequilla. Aunque el sabor es rico y el envase muy práctico dejé de usarla especialmente en la elaboración de postres.
Felicidades por el blog!
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Me encanta tu apunte, la dejare de usar de inmediato. Fíjate que me tenía mosqueado que en ninguna parte del envase dice lo que es. Menos mal que tampoco me prodigo con los postres. Muchísimas gracias por la información y me alegro que te guste mi blog. Un saludo
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